Sep 7, 2011

Vertigo (1958)– Alfred Hitchcock – Parte III

Escribe Walter Ferrarotti
 
LA SALIDA DEL LABERINTO 

  


EL DESCENSO AL INFRAMUNDO

“¡Bienaventurado el que ha contemplado todo esto antes de marchar bajo tierra! ¡Conoce el final de la vida! ¡Pero también conoce el comienzo!...” [1]


En Vértigo en la secuencia de la pesadilla que sufre Scottie luego de la muerte de Madeleine hay una preeminencia de los colores violeta y rojo. En el film el color rojo está asociado al mundo de Elster/Madeleine, lo encontramos profusamente en la oficina de Elster y en el club Ernies’s dónde Scottie ve por primera vez a la mujer. Más adelante vuelve a aparecer de manera sugestiva en la pesadilla de Scottie, cuando éste avanza por el cementerio y cae dentro de la tumba de Carlota Valdez. “El color rojo nocturno, centrípeto, es el color del fuego central del hombre y de la tierra, y el atanor de los alquimistas, donde se opera la digestión, la maduración y la regeneración del ser…”[2]. Este rojo es visible “…en el curso de la muerte iniciática, en la que toma un valor sacramental”[3]. “En el principio de toda realización espiritual está la muerte, una muerte para el mundo: la conciencia debe ser extraída de los sentidos y vuelta hacia dentro, y, puesto que la luz interior aún no ha empezado a brillar, este apartamiento del mundo exterior se experimenta como un oscurecimiento, una nox profunda. La mística cristiana aplica a este estado el ejemplo del grano de trigo que, para fructificar, debe quedarse solo en la tierra y morir. En varias ceremonias de iniciación se alude a esta muerte psíquica mediante un entierro simbólico…”[4]

En el sueño, Scottie desciende por la boca abierta de la tumba y cae en las fauces de las la tierra madre dónde es deglutido y desmembrado, el índice del desmembramiento lo encontramos cuando su cabeza separada del cuerpo aparece suspendida en el centro de lo que simula un túnel y que asimilamos a un betilo de ocho rayos. Todos estos signos se pueden relacionar a los mitos agrícolas con sus misterios de iniciación, en dónde el neófito desciende a los infiernos y es desmembrado por la deidad infernal para luego ser regenerado. El desmembramiento es huella de la disolución de su identidad[5] para luego reintegrase en un nuevo ser. En los mitos agrícolas este nuevo nacimiento es gestado y alumbrado por la tierra madre[6], matriz en donde se opera el proceso muerte-renacimiento[7] (engullir, digerir, desmembrar y regenerar)[8].
La travesía que realiza Scottie, desde que acepta la misión de guardián de Madeleine hasta la ascensión final dónde se libera del artificio creado por Elster, puede asimilarse a una vía iniciática. Y la clave de esta asimilación la encontramos en el descenso al sepulcro que realiza nuestro agonista y que nos es revelada en su sueño. La iniciación es inseparable del flujo muerte-renacimiento. “Iniciación: Sentido de teleutai (τελευται): hacer morir. Iniciar es en cierto modo hacer morir, provocar la muerte. Pero la muerte se considera como una salida, o como traspasar una puerta que da acceso a otra parte. A la salida sucede la entrada. El iniciado pasa la cortina de fuego que separa lo profano de lo sagrado; pasa de un mundo a otro y sufre por este hecho una transformación; cambia de nivel, se torna diferente”[9] Los misterios iniciáticos más prestigiosos de la antigüedad occidental fueron los de Eleusis[10], donde se conmemoraba la ascensión de Perséfone[11], hija de la diosa Deméter[12], al mundo de los vivos luego de su descenso al inframundo, infierno o mundo de los muertos. Es evidente el cariz agrícola de estos misterios consagrados a la renovación de la naturaleza en la primavera. Perséfone es símbolo de la semilla que luego de ser enterrada emerge a la luz del sol revestida de los colores resplandecientes de la vegetación[13]. La tradición nos dice que estos misterios fueron llevados al mundo griego desde Egipto por el tracio Orfeo. Es igualmente significativo el hecho de que entre los raros descendimientos a los infiernos atestiguados en la tradición griega llegara a ser el más popular precisamente el de Orfeo. La catábasis[14] está relacionada con los ritos de iniciación. Por otra parte, resulta que nuestro cantor era famoso también como «fundador de iniciaciones» y de misterios. Según Eurípides, «mostró los resplandores de los misterios inefables». El autor del Contra Aristogitón afirmaba que Orfeo «nos mostró las iniciaciones más sagradas», refiriéndose verosímilmente a los Misterios de Eleusis.”[15] La catábasis órfica encontró su modelo en el mito de Eurídice, la amada esposa de Orfeo, quien al estar…“paseando un día por la orilla de un río de Tracia, fue perseguida por Aristeo, quien intentó violarla. Al correr por la hierba le mordió una serpiente y murió. Orfeo, inconsolable, descendió a los infiernos en busca de su esposa (…) Hades y Perséfone acceden a restituir a Eurídice a un marido que da tales pruebas de amor[16], pero ponen una condición: que Orfeo vuelva a la luz del día, seguido de su esposa, sin volverse a mirarla antes de haber salido de su reino. Orfeo acepta y emprende el camino. Ha llegado casi a la luz del sol cuando le asalta una terrible duda ¿No se habrá burlado Perséfone de él? ¿Le sigue realmente Eurídice? Y se vuelve. Pero Eurídice se desvanece y muere por segunda vez”[17] y Orfeo asciende desconsolado al mundo de los vivos[18]. Este mito, que podemos encontrar narrado con suma belleza en el libro IV de la Geórgicas de Virgilio[19] (poeta romano, 70 a. C.19 a. C.), guarda una analogía evidente con el drama que padece Scottie[20]. Éste último como Orfeo pierde dos veces a su amada en manos de la muerte. Madeleine fenece al precipitarse del campanario y nuestro héroe desconsolado desciende por mediación del sueño a los infiernos a través de la tumba de Carlota Valdés. Su descenso continúa y se consuma en la vigilia en el deseo de transformar a Judy en Madeleine, para rescatar a ésta de la inclemente muerte. Cuando los agonistas suben juntos las escaleras del campanario en la escena final, Scottie como Orfeo no puede desistir de mirar hacia atrás. En Vértigo el atrás no es de orden espacial, como en el mito órfico, sino temporal y a Scottie le es imposible dejar a sus espaldas el pasado que arrastra Judy-Madeleine, pretérito que revela el engaño del que fue objeto. Al abrirse sus ojos y ver el doble rostro de Judy-Madeleine provoca la nueva caída y la muerte de la mujer amada. Más allá de esta pérdida, necesaria para conquistar un nuevo estado, el héroe logra en el tránsito infernal un nuevo nacimiento.

En las iniciaciones mistéricas, el descenso a los infiernos es una figura analógica del viaje interior que debe realizar el neófito[21]. Realizar el descenso es abismarse en la oscuridad interior, en el caos previo al momento creador. Tras una serie de pruebas el héroe debe llegar al umbral que separa lo conocido de lo desconocido, la luz de la oscuridad, el día de la noche. Este tránsito está plagado de peligros que pueden llevar al neófito a la locura o la muerte física. Pero si el héroe en su descenso atraviesa el infierno sin contratiempos sufre una muerte simbólica para luego conquistar un segundo nacimiento que se transcribe espacialmente en la salida del inframundo y en la ascensión hacia otro plano de la realidad. Así, una vez llegado a destino y haber descifrado el Misterio, el héroe es iluminado y transformado en un nuevo ser, en un nuevo retoño (neófito=planta nueva).
 
BIBLIOGRAFÍA
· Burckhardt Titus, “Alquimia”.
Editorial Paidós. Barcelona, 1994.
· Chevalier Jean, “Diccionario de los Símbolos”
Herder, Barcelona, 2000.
· Dante, “Divina comedia”.
Editorial Cátedra. Madrid, 1997-
· Diccionario RAE: www.rae.es
· Eliade Mircea, “Historia de las creencias y las ideas religiosas” volumen II.
Editorial Paidós. Barcelona, 1999.
· Eliade Mircea, “Herreros y alquimistas”,
Alianza editorial. Madrid, 1986.
· Grimal Pierre, “Diccionario de mitología griega y romana”.
Editorial Paidós. Buenos Aires, 1997.
· Ovidio, “Metamorfosis”
Ediciones Cátedra. Madrid, 1998.
· Virgilio Nasón Publio, “Bucólicas. Geórgicas”
Editorial Alianza. Madrid, 1986.

FICHA TÉCNICA

Vértigo

E.E.U.U.
1958
Dirección: Alfred Hitchcock
Guión: Alec Coppel y Samuel Taylor Basado en la novela de Boileau y Tomas Narcejak: “De entre los muertos”
Producción: Paramount Picture Corporation
Música: Bernard Herrmann
Títulos: Saúl Bass
Reparto:
John “Scottie” Fergusson: James Stewart
Madeleine Elster / Judy Burton: Kim Novak
Marjorie “Midge” Wood: Barbara Bel Geddes
Gavin Elster: Tom Helmore
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[1] Píndaro (Trenos, Frag. 10), citado por Mircea Eliade en “Historia de las creencias y las ideas religiosas” Volumen II. Editorial Paidós.
[2] Jean Chevalier, “Diccionario de los Símbolos”. Herder.
[3] Ibídem.
[4] Titus Burckhardt, “Alquimia”. Editorial Paidós.
[5] Luego de sufrir la pesadilla, Scottie es internado en un centro psiquiátrico. Lo vemos ido y sin poder emitir palabra alguna. La imposibilidad del habla y la perdida de orientación son síntomas que expresan a una persona con la identidad resquebrajada.
[6] Sepultar a los muertos es una costumbre de los pueblos sedentarios agrícolas que esperan un nuevo nacimiento luego de la muerte, como imagen de la regeneración cíclica que opera la naturaleza con la vegetación.
[7] El neófito parece operar un proceso de regresión, su nuevo nacimiento se compara a un retorno al estado fetal en el vientre de la madre (tierra).
[8] … el regressus ad uterum constituye un leitmotiv del taoísmo. Un texto del taoísmo moderno sincretista se ex­presa en estos términos: «por eso es por lo que el (Buda)… en su gran misericordia, ha reve­lado el método del trabajo (alquímico) del Fuego y ha enseñado a los hombres a penetrar de nuevo en la ma­triz para rehacer su naturaleza (verdadera) y (la plenitud de) su parte de vida”» Mircea Eliade, “Herreros y alquimistas”, Alianza editorial.
[9] Jean Chevalier, “Diccionario de los Símbolos”. Herder.
[10] Ciudad agrícola que se encuentra a treinta kilómetros de Atenas.
[11] Perséfone, en griego antiguo Περσεφόνη Persephónē, “la que lleva la muerte”. La joven doncella, llamada hasta entonces Koré, Κόρη, “hija”, es raptada por Hades convirtiéndose en la reina del Inframundo.
[12] Deméter o Demetra, en griego antiguo Δημήτηρ o Δημητρα, “diosa madre” o quizás “madre distribuidora”, quizá del sustantivo indoeuropeo *dheghom *mater. Deméter es la diosa griega de la agricultura, nutricia pura de la tierra verde y joven, ciclo vivificador de la vida y la muerte.
[13] Es interesante detenerse en este punto y relacionar la regeneración de la vegetación con la utilización que Hitchcock hace del color verde cuando, de alguna manera, Madeleine “renace” en el cuerpo de Judy.
[14] Catábasis o Katabasis, del griego κατὰ, "abajo" βαίνω "avance".
[15] Mircea Eliade, “Historia de las creencias y las ideas religiosas” volumen II. Editorial Paidós.
[16] Gracias al hechizo que sus melodías producían, Orfeo pudo adentrase en el Tártaro. Primero embelesó con su música al barquero Caronte, que consintió en llevarle a través de los pantanos del Aqueronte. Después sus cantos embrujaron a Cerbero, el perro que cuida la entrada del Hades. Su música tuvo el poder de detener los suplicios de los condenados, la rueda de Ixión dejó de girar, la piedra de Sísifo quedó en equilibrio, Tántalo olvidó momentáneamente su eterna hambre y sed, las Danaides dejaron de llenar su tonel sin fondo. Tampoco los tres jueces infernales, Minos, Éaco y Radamantis quedaron indiferentes ante su música. Impresionados los dioses del Tártaro, Hades y Perséfone, ante tales pruebas de amor y habilidad, consintieron en devolverle a su amada.
[17] Pierre Grimal, “Diccionario de mitología griega y romana”. Editorial Paidós.
[18] Según el mito, el descenso al inframundo inspiró a Orfeo el conocimiento esencial del mundo de los muertos y de los vivos, y le permitió ser el gran mistagogo instaurador de los misterios eleusinos en la antigua Grecia.
[19] También podemos encontrar el relato del mito de Eurídice y Orfeo en el libro X de La Metamorfosis de Ovidio (poeta romano, 43 a. C.17 d. C.)
[20] Podemos encontrar otra analogía entre Orfeo y Scottie: Las Ménades tracias despedazaron a Orfeo y dispersaron sus miembros. Su cabeza fue arrojada al río Hebrón y llegó nadando y sin dejar de cantar hasta Lesbos, donde fue recogida piadosamente y sirvió a partir de entonces de oráculo (Ver Libro XI de La Metamorfosis de Ovidio). Y Scottie en su sueño luego de caer en el inframundo es desmembrado y vemos su cabeza suspendida en lo que parece un túnel.
[21] Neófito: del latín neophytus, y este del griego antiguo νεόφυτος (neóphytos), a su vez de νέος (néos), “nuevo” y φυτόν (phytón), “retoño”, “brote”. Y aquí, en la palabra neófito tenemos otra vez la relación con el mito agrícola de la renovación vegetal.

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