Oct 17, 2011

Sobre la nueva figura del superhéroe



El día que Superman se cogió a Justin Bieber


Desde chiquito siempre me fascinaron los superhéroes. No creo que sea un misterio ni una rareza. A todos los jóvenes les gusta. Probablemente sea porque la lucha (superficial) de un superhéroe es muy simple: es la lucha entre el bien y el mal. Además, es la forma más simple de aprehender el concepto de justicia, ya que el mismo nunca se nos presenta tan claramente en la vida real.

Para Alain Badiou, la justicia es oscura, mientras que la injusticia es clara. Existe un testigo de la injusticia, que es la víctima, pero no hay testimonio de la justicia (nadie puede decir “yo soy el justo”). Lo único que podemos concluir, es que la justicia es la negación de la injusticia. ¿Qué son los superhéroes sino aquellas personas que pueden autodesignarse como “los justos” y capaces de “negar la injusticia”? Los superhéroes representan efectivamente el ideal de la justicia llevado a un extremo. La gran paradoja de los mismos reside en la  resolución de un problema personal o (nunca y) la resolución de una injusticia.

Desde luego que los superhereos han evolucionado a lo largo del tiempo, poniendo en crisis esta noción, pero no voy a entrar en el ámbito de los comics por ahora, sino en casos exclusivamente cinematográficos. Utilicemos dos paradigmas del superhéroe clásico: Superman y Spiderman. Ambos son personas que deben renunciar a tener una vida afectiva “normal” para poder ser precisos en su trabajo, es decir, combatir el crimen. Sin embargo, ambos sufren por ello. Probablemente serían más felices viviendo con Lois Lane o Gwen Stacy, respectivamente, pero son capaces no solamente de testimoniar la injusticia, sino también de enfrentarla.

Si –como afirma Badiou- la injusticia es clara, por qué no hay nadie en nuestra vida cotidiana que se ocupe efectivamente de detenerla. La claridad implica que cualquier imbécil puede percartarse de la misma. ¿Dónde está nuestro Superman entonces? Bien, Superman es un extraterrestre, de modo que no hay demasiado que podamos hacer, pero aunque sea ¿dónde está nuestro Batman? ¿Será Enrique Piñeyro? ¿Deambulara por las calles oscuras de Buenos Aires combatiendo el crimen como un vigilante encapuchado? No. No es probable (aunque posiblemente el crea que sí).

Tres películas recienten toman esta problemática reformulando además el género: Defendor (Peter Stebbings, 2009), Kick Ass (Matthew Vaughn, 2010) y Super (James Gunn, 2010). Todas cuentan la historia de un hombre cansado de convivir con el crimen y la injusticia a diario, decidiendo tomar la situación por mano propia.Sin embargo, los films comparten además una lógica interna: el “hombre” capaz de percibir la injusticia y combatirla es aquel que está incapacitado para ingresar al sistema.

Tomemos el caso de Defendor. Defendor posee, literalmente, un retraso mental. Su mirada infantil, solo le permite tomar la justicia en sus propias manos, aun sin tener ningún tipo de “super poder” o habilidad física. Lo único que sí puede percibir – con esta mirada infantil- es la injusticia. Roland Barthes destacaba que el Catch (la lucha libre) se ocupa fundamentalmente de escenificar un concepto moral (la justicia). Allí, es esencial la idea de “saldar cuentas” (el “hazlo sufrir” que el público ruega al  héroe es un ejemplo clásico). Y el Catch es a su vez esencialmente, un “deporte” para chicos. Los niños pueden presenciar el ideal de justicia frente a sus ojos. A Defendor no le interesa procesar a los villanos. Lo que le interesa es liquidarlos de una vez por todas, y es precisamente porque Defendor es un gran niño. [i]

Kick Ass, es efectivamente un niño. Está todavía en la secundaria y, siendo un fanático de los comics, decide convertirse en un super héroe para combatir el crimen de este mundo podrido.

Siguiendo con Super – una suerte de híbrido entre Kick Ass y Defendor- tenemos a The Crimson Bolt, un estúpido religioso cuya mujer drogadicta lo deja por un dealer. Él, quien es verdaderamente un imbécil, decide que su mujer ha sido secuestrada por este “villano” y se propone recuperarla. 

Los tres “super héroes” carecen sin embargo, de cualquier tipo de habilidad para derrotar a los malvados (excepto claro, que consideremos a la estupidez crónica de Defendor y The Crimson Bolt o a la inocencia de Kick Ass). El único que posee ciertas ventajas es Kick Ass, quien, a partir de haber recibido una golpiza, ser apuñalado y finalmente arrollado por un auto, suplantan parte de su esqueleto por placas metálicas. Pero a fin de cuentas, ninguno puede “realmente” combatir el crimen. Es en sus ayudantes donde estos héroes triunfan. Ellen Page (probablemente en el mejor papel de su carrera), Chloe Grace Moretz (Kick ass) y Kat Dennings (Defendor) son los pilares que sostienen a los distintos films y a sus respectivos protagonistas. Ellas son las que iluminan el camino gracias a sus habilidades (Grace Moretz), su amor (Dennings) o su incordura (Page). Paradójicamente,  los motivos que llevan a estos personajes a asistir a nuestros “super”, niegan cualquier tipo de ideal de justicia.

Estos tres héroes inauguran un nuevo modelo de héroe; aquel que elige ser héroe, desprovisto de cualquier tipo de superioridad física (Superman) o posibilidades prácticas (Batman). Solo con la mirada virgen capaz de detectar una injusticia. Son héroes que eligen ser héroes. Aun cuando no lo son. Aun cuando realmente no están eligiendo nada.  

Diego Labat


[i] Defendor es interpretado por Woody Harrelson, quien oscila los cincuenta años aproximadamente.


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