May 13, 2011

Evil Dead 2: Dead By Dawn (1987) - Sam Raimi

Posesión genérica 

“Evil Dead 2: Dead By Dawn” es la secuela – remake de “Evil Dead” (1981) y el puntapié para la tercer película de la saga “Evil Dead 3: Army of Darkness” (1992); todas dirigidas por Sam Raimi, ícono del terror de los ochenta. Una de las peculiaridades de la trilogía, es que su segundo filme no guarda relación narrativa y argumentativa directa con el primero. Salvo por Bruce Campbell que encarna a Ash Williams durante toda la saga, la dinastía se encuentra dividida. Como si “Evil Dead” fuera el prólogo estético o la prueba y ensayo antes de largar la dupla de películas que va a terminar de constituir el clan. Mientras que el tema continúa siendo el mismo, la posesión infernal desencadenada por el Libro de los Muertos (el  Necronomicón Ex Mortis, forrado en piel humana y escrito en sangre), “Evil Dead 2” plantea un nuevo punto cero en la historia.  Ash y Linda toman unas vacaciones a una cabaña abandonada en el bosque. Ash encuentra una grabadora y escucha la cinta que tiene dentro; la voz de la grabación corresponde al antiguo dueño de la cabaña que recita unos pasajes del Libro de los Muertos. Las palabras pronunciadas despiertan un antiguo espíritu del bosque y desatan una pulsión posesiva que trasciende los límites del  relato.

Al igual que los personajes son expuestos a las fuerzas demoníacas que contorsionan, fragmentan y abandonan los cuerpos poseído arbitrariamente, el filme procede de un modo similar haciéndose de diversos mecanismos genéricos y prescindiendo de ellos  cuando quiere. Todos los géneros juntos y ningún género al mismo tiempo. “Evil Dead 2” deconstruye toda posibilidad de género.

El género predominante en el cual Raimi edifica su película oscila entre el terror y más específicamente el gore. Una de las particularidades del cine de terror es producir el salto del asiento.  Sea por medio del sonido o por revelación inesperada de lo oculto, el fin del  sobresalto  es concientizar al espectador de que se encuentra ante una representación. Estos pequeños tirones nos jalan del universo terrorífico para hacer del miedo un goce, para hacernos recordar que estamos ante una película. La línea típica del filme de terror procede in crescendo, echando mano a los recursos más idóneos (principalmente el sonido) para progresivamente ir acumulando  tensión hasta alcanzar un pico insostenible y provocar el sobresalto. Luego de la tormenta se reitera el mismo proceso cíclico. “Evil Dead 2” no construye ningún tipo de tensión, es puro sobresalto, puro abigarramiento. El resultado es un vaciamiento dramático de la imagen.  Como la pornografía, es la pura repetición hedonista.  La aceleración del ritmo narrativo por medio del montaje  hace que la sucesión de imágenes se estanque en una meseta provocativa que no termina por cambiar. Aquello que cambia constantemente no cambia nunca. 

En los primeros minutos del filme hay una corta escena en el aeropuerto que seduce con la posibilidad  del enigma y resolución a partir de la investigación que se lleva a cabo alrededor del Libro de los Muertos.  La intención de resolución; sin embargo, es  socavada con el prólogo del filme que interpela al espectador, a través de una voz guía, para darle conocimiento de la naturaleza del libro y clausurando toda posibilidad de un descubrir conjunto. El suspense dura apenas unos minutos.  La inversión: la solución del enigma antecede a  su desvelamiento, por lo tanto la indagación que tendría como foco a los personajes entra en crisis.  


 También el melodrama recibe un trato especial. No hay  búsqueda que dirija sus fuerzas hacia la consecución de un objeto de deseo determinado, sino  la destrucción, la aniquilación, por mano del protagonista, del objeto amoroso.  Ash asesina a su novia, la decapita y vuelve a ajusticiarla una vez muerta.  El objeto de deseo es suprimido y fácilmente sustituible – son dos las mujeres que se insinúan como amadas,  Linda es reemplazada por la hija del profesor también ejecutada-.  No es la impotencia del protagonista  ante la inaccesibilidad del objeto de deseo concreto, sino la imposibilidad de concreción del objeto amor en su generalidad. La castración melodramática se anula, ya que es el propio individuo el que se deshace del objeto amoroso. El sujeto no se feminiza, al contrario, la alteración del melodrama actúa como motor para el surgimiento del héroe de acción y su arma -la motosierra como extensión del cuerpo-. A lo largo de todo el filme hay pequeños guiños cómicos que refieren tácitamente a la parodia genérica, a la historieta, al dibujo animado, etc. Ya sea  intentando destruir una mano poseída y mutilada al estilo de” Tom y Jerry”, o las líneas de diálogo del filme de acción, escupidas por el héroe antes de dar fin a la amenaza. Estás frases que suscitan total confianza en el espectador, anticipan la acción venidera y su resultado. Es la máxima y su efecto a futuro inmediato. Todos aquellos procedimientos que comúnmente se usan para marcar la frase también son utilizados en “Evil Dead 2”: el corte abrupto del sonido para que la atención se centre en el decir del personaje en primer plano. Ash enuncia: “Groovy”, pero antes que dar fin a la amenaza, la máxima mengua haciendo surgir un nuevo inconveniente  aún más escandaloso. La repetición de este procedimiento hace a la historia fluir a partir de la puesta en crisis de las expectativas. Es el plano final el que mejor condensa esta contradicción.


Hacia el final se plantea la posibilidad del viaje en el tiempo.  La ciencia ficción, aquella sutura imaginaria entre el futuro y las condiciones de existencia en un momento determinado,  es la que pone un parche a la trasposición de un filme donde predomina el terror caótico como medio natural a la aventura y el camino del héroe. El uso de la ciencia ficción es únicamente formal y valorativo por sus cualidades intrínsecas. El viaje en el tiempo no permite únicamente una desviación espacio-temporal en el curso del personaje; sino, que a modo de torbellino, arroja la película hacia un nuevo género.  Lo que en primera instancia se presenta como un espacio cerrado donde los personajes se baten a muerte sin poder escapar, siguiendo la estructura de la Ilíada, termina por convertirse en una odisea, con el gran plano final del héroe rodeado y alabado por caballeros medievales luego de aniquilar al dragón-demonio de un escopetazo.  La amenaza parece finalmente destruida y el entorno glorifica al héroe vencedor; sin embargo, el campeón alza la cabeza al cielo y grita un “No” visceral y angustioso. Así la odisea, que sigue al héroe pasar obstáculos y aventuras para finalizar en un punto distinto al del comienzo, es perturbada. El héroe acaba en el 1300 AC, un tiempo anterior a todo lo sucedido en el filme. Un punto negativo que pone en jaque toda la película.

El efecto primordial de la construcción y deconstrucción genérica que lleva a cabo Raimi, es la pérdida absoluta de la orientación y organización espacio-temporal. Ante el vacío, el abismo. Ante la imposibilidad de identificarme genéricamente, allí donde el género se hace y deshace de forma sistemática, donde las expectativas sucumben a su negación consecutiva, la acción presagiada se corrompe desde el interior de la forma. “Evil Dead 2” es una burla a la profetización genérica. Los personajes no llevan adelante ninguna acción, no nos encontramos ante personajes complejos, sino ante figuras que visibilizan marcas genéricas y conducen la acción hacia una pulsión que traga y vomita la fórmula.


Gonzalo de Miceu

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