La escena originaria del cinéfilo
Escribe Olga Pilnik
Me sorprendió e impacto particularmente cuando leí, en "El traveling de capo" de Serge Daney, que su "escena originaria" con el cine había sido justamente con el filme "Hiroshima mon amour" de Alain Resnais.
Porque me había sucedido algo similar con ese filme.
Tuve la impresión de que la cuestión del cine aparece de manera contundente cuando ya no se puede mas con las imágenes.
En esa escena originaria, que allí relata Serge Daney, lo que ocurrió fue algo así como darse a luz a si mismo en esas imágenes con las que no pudo. Esto es tan distante de cuando se formula la expresión o el pensamiento: "La película que mas me gusto".
En la contemplación de Hiroshima (donde Daney se dio a luz a si mismo como cinéfilo) La mano del amante japonés en fundido con la del soldado alemán se habían convertido, para mi también, en la sala de parto de mi futura pasión por el cine.
También aquella frase, que se reitera una y otra vez a lo largo del filme y que aun me resuena en algunos atardeceres urbanos: - No has visto nada en Hiroshima, no has visto nada... Frase que me arranco para siempre de cierta complacencia perceptual en la que me acomodaba para ubicarme de lleno en la pregunta por lo que se ve, por la composición de las imágenes, por sus líneas de fuga, por lo que no muestran.
Ya nada, después de Hiroshima, me resultaba evidente en términos de imágenes.
El mundo se producía, cada vez y se abría en los múltiples espejos de Fassbinder, en los sonidos del silencio en la selva Herzogiana y en las series de Godard entre otros.
Las imágenes del mundo ( titulo de una conocida enciclopedia francesa de la década del sesenta) se habían vuelto problemáticas pero también fascinantes.
muy lindo, renovados vientos de pathos cinefilos para vosotros!
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