“Terri” ataca el corazón genérico del high-school movie, de todo ese tópico avocado a los desclasados y fenómenos quinceañeros que son objeto de abuso y segregación. Terri es un adolescente con sobrepeso que asiste al colegio en pijamas. A falta de padres, vive con su tío que sufre de alzhéimer. No tiene amigos ni modelos a seguir, más que unos pocos libros y tostadas con frijoles. El mundo de Terri empieza a cambiar una vez que entabla amistad con Mr. Fitzgerald -John C. Reilly-, esta especie de director de colegio y buen tipo que busca ayudar a los chicos dejados de lado.
A pesar de las condiciones en las que Terri afronta el día día, no hay una victimización desmesurada, ni tampoco una sobreevaluación del maltrato, al punto de crear esa sensación de retribución obligada o de triunfo irreal y fantasioso de los pobres perdidos. “Terri” es una especie de instantánea, una progresión lenta y minimalista hasta alcanzar una escena culminante donde todo se va al carajo. Es como si la película luchara contra la propia película, contra los condicionamientos genéricos de la imagen high school. Nada de moral cotidiana ni de justicia divina. Toda la película está construida con miras a una sensación de puesta a prueba, de simulacro o de testeo. Del alcanzar el equilibrio suficiente para permanecer en el teatro del punto límite. Raymond Carver escribe en su poema “Happiness”:
Such beauty that for a minute
death and ambition, even love,
doesn't enter into this.
Happiness. It comes on
unexpectedly. And goes beyond, really,
any early morning talk about it.
“Terri” maneja ese mundo pulcro y nítido del colegio entregado a la estratificación social; sin embargo, las autoridades escolares participan íntegramente en la administración y política social. Así el personaje que en las primeras secuencias se presenta como antagonista o como dictador del sufrimiento de Terri, a los pocos minutos lo expulsan del colegio. Si alguien disturba de forma innegociable la moral secundaria, es sancionado. Apoyado por la fotografía y las situaciones dramáticas que se desarrollan en la primera mitad de la film, se crea una sensación de mundo superficialmente idílico e ingenuo. Terri empieza a matar ratones para alimentar un ave de rapiña, a matar por el placer de tener control sobre un mundo ajeno. Pero esta decisión no se justifica a partir de un desvarío psíquico en la personalidad de Terri, sino como propio del paso a la adolescencia. Es un mundo aparentemente idílico pero problematizado con variaciones descontroladas, como saltos inmensos unidos por la atomización de las variantes orbitales en la psicología de los personajes.
Gonzalo de Mieu
La semana Carver de Los Dependientes.
ReplyDeletejaja
abrazo.
F.
Muy buena la critica bro, acabo de ver la peli. Realmente conmueve. Es como si fuese al hueso de la historia. Un retrato del corazón de la especie, como todos nuestros dolores son compartidos. Gracias por recomendarla.
ReplyDeleteabrazo.
Santi
Si bro, es una alta película "Terri", de lo mejor que vi este año. Como que está saltando toda una corriente carveriana en el cine ¿no? o por lo menos me gusta flashearla con eso. Un abrazo Santito.
ReplyDeleteGonza