“Yo me equivoque y pague pero la pelota no se mancha”
"Maradona by Kusturica" es un documental de una hora y media, que comprende el magnetismo del mejor jugador de futbol de todos los tiempos; cocainómano, filosofo popular, Místico de los pobres, mártir deportivo, ídolo de masas, símbolo contradictorio del lujo y de la lucha contra el poder. La leyenda dice que lleva dos relojes. Porque lleva dos tiempos. El tiempo de los mortales y el tiempo de los dioses. Dos tiempos incomposibles. El mito del hombre que lleva en si, la naturaleza dual del Ser. Diego Armando Maradona: Dios y hombre en una misma unidad. Acaso la pregnancia cultural de su mito este vinculada, entre otras cosas, a su naturaleza dual. A su condición de profundamente hombre, profundamente Dios. Como si fuese el equilibrio de dos mundos en permanente conflicto. Existen pocos iconos culturales que en su contradicción reflejen tanta coherencia en la estética basada en una etica discursiva como lo hace Maradona. Kusturica intuitivamente construye un relato afianzándolo en esa estética discursiva que el Diego provee. No hay pudor para Kusturica. Su documental es menos un documental que una ficción sobre el amor adolescente que él tiene con Maradona. Imposible distanciarse entonces. Imposible no llorar cuando se nos acerca tanto al Dios que cae y se hace hombre, se arrastra en una cordillera de cocaína, para terminar rogando por el amor de sus hijas como un simple mortal. Esa es la mirada aguda de Kusturica que parece manifestar una sensibilidad que se comunica desde los Balcanes con la cultura popular argentina a través de túneles subterráneos. Es la mirada que le permite acertar cuando dice que el tango es la tensión de Tánatos y Eros confluyendo en el baile. La muerte y la vida confluyendo como pulsiones en la vida de Maradona. Eso es lo que filma Kusturica.
Escribe Santiago Asorey
El Diego es Wanda jalando merca en un hotel de París comandando la revolución maoista y guevarista a distancia. Así de inexplicable es la existencia milagrosa del Diego. Me encantaron tus palabras.
ReplyDeleteGonza
Que alguien le pida al diego el numero del chino garce que me quede sin faso...
ReplyDeleteArmando Raya