Aug 24, 2011

El artista (2008) - Mariano Cohn y Gastón Duprat

Reseña crítica:


El segundo largometraje de la dupla Cohn-Duprat se interna en el mundo del arte para problematizar la noción de: autor, obra, mercancía, autenticidad, consumo y legitimación. Para llevar a cabo esto la película asume el punto de vista ingenuo de Ramírez, un enfermero que de habitué de geriátrico pasa a convertirse en el nuevo artista de moda.  Desde un principio se sabe que es un impostor, el verdadero genio creador es Romano uno de sus internos. El hermetismo de estos personajes genera un distanciamiento que con ironía logra cuestionar la escena del arte contemporáneo. Sin caer en un discurso intelectual, los directores prevén el absurdo de este mundo pretencioso.

Como es habitual en su cine, el espacio significa a los personajes, las paredes sirven de eco a sus silencios. En un principio los ambientes son abarrotados por los reencuadres, posteriormente los espacios se tornan minimalistas. El silencio reverbera en el espacio, por acumulación o por ausencia el personaje reside a la deriva. Esta estética del encuadre esboza una puja entre el espacio rígido y el deambular del individuo. Las persianas, marcos de ventanas, de puertas, de pasillos, siempre rectangulares, atraviesan la cotidianidad del “artista” volatilizado por su falta de empatía con el contexto.

La figura del artista se construye a través de tres agentes en el film, Romano, el contenido; Ramírez, la apariencia; y la obra que engloba a ambos. Sumidos en el silencio estos personajes comparten un extrañamiento entorno al mundo circundante (mundo del arte/mundo exterior. El silencio que los atraviesa varia según el campo, Romano calla para huir, Ramírez para adaptarse, la obra para regodearse. El recurso estilístico de poner el cuadro vacío, filmando a través de este grado cero la puesta en escena de las miradas, manifiesta como estas configuran la obra y no la obra en su materialidad intrínseca. Debido a su ausencia, la obra adquiere una razón subjetiva, que la hace espectadora del entorno que la legitima. Así se abre un diálogo entre la obra y sus usuarios, aunque bien unilateral, dado que la obra se mantiene en silencio al igual que sus productores. El artista y su obra son reducidos por el mercado. La mercancía carece de voz.

La apropiación del objeto realizada por Duchamp en sus “ready mades” es leída a través de Ramírez como consuelo, ante la culpa del ultraje a Romano. Bajo esta óptica Ramírez es el verdadero artista, él es quien descubre la potencialidad de la obra,  quien la introduce en el mercado del arte que la legitima. De todas formas la película deja entrever una posición cínica que soslaya las actitudes de todos los protagonistas del film, revelada en la necesidad de mantener la farsa. La obra vale sólo en términos de mercancía, el creador y la obra poco importan. Estos tres personajes ausentes y silenciados (Ramírez, Romano, Obra), patentan la posición de Cohn-Duprat con respecto al mercado del arte, el único dotado de voz y cuerpo.

Jennifer Nicole Feinbraun

1 comment:

  1. Es tal cual, "Romano calla para huir, Ramírez para adaptarse."
    Che me parece bueno resaltar el personaje de uno de los internos del geriatrico, quien pasa desapercibio pero quien es, a mi parecer, el verdadero Artista. Hablo de Leon Ferrari, genio del arte argentino.

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