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Oct 6, 2011

2012 (2009) –Roland Emmerich


El hijo putativo de los estudios



A fines de los noventa las teorías apocalípticas se volvieron moneda corriente, desde las profecías de Nostradamus el fin se volvió un hecho cercano. Roland Emmerich erudito director en el genero (Día de la independencia-El día después de mañana) no podía quedarse afuera de llevar a la pantalla grande el mito maya del fin del mundo. Asociado con la maquinaria Hollywoodense se dio el lujo de filmar una película de 152 minutos con un presupuesto de 200 millones de dólares, donde el mundo literalmente se va al carajo.
La película da inicio con la estructura trabajada anteriormente por el director. Diferentes puntos del planeta se conectan a través de las comunicaciones para el pasaje de información sobre la catástrofe. El epicentro es Washington D.C, cuna del presidente de los Estados Unidos. Nuevamente se retoma esta idea de que USA es el centro de control planetario, el primero en equivocarse (indignante autocrítica falsificada) y el primero en encontrar la solución.
Uno de los tópicos expuestos desde el comienzo del film es la hostilidad de la naturaleza frente al uso imprudente de los recursos naturales por parte del humano. La lucha es planteada en desigualdad de condiciones. Los científicos deben de convencer a los políticos escépticos de la magnitud del problema para tomar cartas en el asunto. Haciendo alusión al reciente electo para presidente Barak Obama (Nobel de la Paz), Emmerich escoge a Danny Glover para el papel de presidente, un negro demócrata de actitud liberal y moral altruista, que no duda en dar su vida por la nación. Los presidentes de Roland son una partícula regenerativa en el poder corroído, son los que asumen la realidad del caos y ponen el cuerpo para combatirlo. En esta actitud kamikaze permiten a sus colegas tomar conciencia de los hechos.  


La tierra será destruida en el 2012 como el calendario maya predice. En el 2009 se comienza a vislumbrar el fin con la alineación de los planetas con el sol. El sol sufre de las mayores tormentas solares jamás registradas, lo que ocasiona el calentamiento del núcleo de la tierra. Confirmados por medios científicos los eventos catastróficos, la IHC (organización secreta que cuenta con la colaboración de todos los gobiernos del mundo) comienza con la construcción de arcas en la cima del Himalaya. Las arcas se constituyen para salvar a un grupo representativo de la humanidad como legado de la especie, pero terminan imbuidas por las redes capitalistas. Los asientos cuestan 1000 millones de euros, por lo que el único legado de la humanidad serán los multimillonarios.
Jackson Curtis (John Cusack) es un escritor y padre divorciado que se ve ante la disyuntiva de sobrellevar la relación con sus dos hijos Noah y Lily tras la ruptura con Kate su ex mujer que ha rehecho su vida junto a Gordon. Jackson planea un viaje familiar para pasar más tiempo con sus hijos pero se sale de control cuando el caos emerge. Allí ingresa el personaje de Charlie Frost (Woody Harrelson) un lunático investigador que le cuenta a Jackson el destino del planeta. El gobierno se llama a silencio para evitar el miedo, pero las evidencias del Apocalipsis están a la vista.


Emmerich emplea la vorágine a modo de redención y unidad. La familia fragmentada se ve envuelta en una serie de vicisitudes para salvarse ante el inminente fin. Pero es en esta situación adversa que los lazos se reconstruyen. Como buen cristiano Roland se permite que el padre sustito muera y así sin más Curtis recobre su puesto. Sin dar lugar al remordimiento por la perdida, Katie inmediatamente se aferra a su verdadero amor y la familia se abraza en un plano que roza lo telenovelesco.
Mientras tanto se suceden sismos por todo el mundo. La teoría de que las placas teutónicas acabaran por desestabilizar al planeta creando la mayor oleada de terremotos y tsunamis en la historia del hombre, se concreta. El abundante  presupuesto de la película le permite a Roland derribar Las Vegas, arrastrar al portaaviones USS J.F.K contra la Casa Blanca, sumergir a Hawai en toneladas de lava,  arrasar a la India bajo un tsunami, hacer al Cristo Redentor de Rio de Janeiro sucumbir sobre el Cerro Corcovado, reemplazar el iceberg del Titanic por el mismísimo monte Everest y llevar su ambición latente por el fin hasta el extremo. Pero la catástrofe (habitual en su cine moralista) acuña un humanismo trunco hasta el momento, que emana junto a la tensión dramática. Las personas acuden a la fe mientras los multimillonarios acuden a sus plazas en el arca. La necesidad de brindar un mensaje positivo hace que a último momento se tome en consideración al prójimo y se olviden las ambiciones personales, la individuación se traslada a lo colectivo: “El día en que dejemos de luchar por los demás, ese, será el día, en que perdamos nuestra humanidad”.
A diferencia de directores de la talla de Fritz Lang o Alfred Hitchcock que supieron trasladar su estética e impronta a los estudios de Hollywood. Roland jamás pudo plasmar cierto rasgo de autor o estilo en sus films norteamericanos. El hijo putativo de la industria nada conserva de su nación. Su cine manifiesta los tópicos recurrentes del ser estadounidense, un nacionalismo y patriotismo imperecedero junto a la religión como eje concatenado. Así es como elabora estos films de catástrofe donde la conspiración muta hacia una cooperación internacional. Creando una compatibilidad irrisoria de distintas doctrinas políticas, ideológicas, morales y éticas de los sistemas sociales. El desafió de la humanidad para anteponerse al caos hace germinar una capacidad colectiva para reconocer los problemas tácitos y así encontrar soluciones dignificantes y liberadoras.
El Arca de Roland asegura la verdadera especie que debe prevalecer al cataclismo y da lugar a un par de personas cualquiera como si se buscase un resabio de futuros explotados para el nuevo mundo.  Emmerich trata de enviar un mensaje positivo de la humanidad pero sin darse cuenta manifiesta la verdadera crueldad impune del dinero por sobre el hombre.


Jennifer Nicole Feinbraun


Oct 4, 2011

Transformers III, Dark of the moon (2011) - Michael Bay

·                          Reseña Crítica 


                                    Escribe Santiago Asorey
                                            
  Aquella leyenda urbana que insistía que los Estados Unidos nunca llego a la luna, siempre enfrento las especulaciones de los escépticos contra las fotos y filmaciones que mostraban que el hombre había alunizado. Los escépticos insistían –insisten- que en realidad todo aquello había sido una farsa cinematográfica. Que los primeros pasos del astronauta Neil Armstrong en la luna habían sido en realidad en un set de filmación.  En “Transformers III; Lo oscuro de la luna”, el relato comienza replanteado también aquel hecho histórico. No se cuestiona su veracidad. Pero se replantean los motivos por el cual el hombre viajo a luna. Según el relato el presidente de los Estados Unidos, J F Kennedy inicio el programa de Apolo para ir en busca de un extraterrestre (el Transformer Sentinel) que se estrello en la luna. El filosofo Bernardo Stigler teorizo acerca de cómo la imagen digital viene a replantear el estatuto de la imagen. El truco ya no es la excepción sino la regla, ya no hay una huella en la imagen que nos traiga la verdadera luz que registra  la cámara. Si la imagen ya no es prueba de que aquello existió, las posibilidades del relato pueden reconstruir nuevas formas del mito. Inclusive transformar la historia del alunizaje norteamericano.  
·                                
·                                 La imagen digital es una imagen sintética, que construye un nuevo espectador.  Ya  no podemos creer en la imagen porque no viene de la huella de lo real. Pero el cine digital lo que mata es la idea de una huella real original, todo lo que hay son capas de imágenes sintéticas. Es por eso que en el inicio de “Transformers III” la combinación de imágenes de archivo (originales) del presidente Kennedy y las imágenes digitales (artificiales) no se dejan distinguir. Nos podemos percibir cuales son las imágenes de archivo y cuales son las imágenes digitales. El truco dejo de ser excepción para volverse regla y el campo de la construcción audiovisual se volvió una serie indeterminada de simulacros. En “Transformers III", ya no importa lo filmado, sino la posibilidad técnica de construir nuevas imágenes de la tecnología humana. Al fin y al cabo, la humanización de los Transformers, de los Autobots, es la metafora de la tecnificación del hombre. Del paso en que el hombre se convierte en una maquina. Como lo explica Zizek. “El horror no es el espectro (particular viviente) dentro de la máquina, sino que la misma máquina está en el corazón de cada espectro”. Como si nuestro corazón hubiese sido copado por el motor de una Ferrari.

Sep 30, 2011

Conan el bárbaro (2011) – Marcus Nispel

El referente falso



A casi 30 años del Conan de Schwarzenegger (seudo Kaspar Hauser guerrero) se reestrena Conan el bárbaro. Marcus Nispel en lugar de trasponer los textos referentes (el mito ochentoso de John Milius o los relatos pulp de los treintas de Robert.E.Howard ), se apropia de la retórica Tolkieniana. En clave “Señor de los anillos” se ingresa en el universo del Conan del nuevo milenio. Una voz en off junto a imágenes que ejemplifican lo dicho nos introducen en los sucesos del imperio de Aqueron. Buscando el secreto de la resurrección Aqueron fábrica una mascara con los huesos de los reyes. La mascara  estimulada con la sangre pura de sus hijas permite dar con los espíritus malignos que brindan un poder que ningún mortal debería de poseer. Así es como Aqueron esclaviza al mundo civilizado dejando sólo a las tribus bárbaras para levantarse contra él. Aqueron cae y la mascara es destruida y esparcida por la tierra. Luego del prologo se establece el tiempo actual de la Era Hiboria donde el caos reina nuevamente.

A partir del nacimiento inhumano de Conan (nace literalmente en el campo de batalla) se deja expuesta la brutal y sanguinaria película que esta por desarrollarse ante unos ojos y oídos sobrestimulados hasta el catatonismo. El bebe ensangrentado crece y se transforma desde temprana edad en un súper guerrero. Supuestamente esta entrega de Conan se presenta como una versión más fiel al texto fuente de Howard. Nuevamente la historia se ve engalanada por escenas superfluas a la trama original. Este es el caso de la escena familiar donde Corin, padre de Conan (Ron Perlman), le explica a su hijo la importancia de cómo se forja una espada: “El temple perfecto está en la mezcla del hielo y el fuego”. Acto seguido el pueblo es arrasado por el ejército comandado por Khalar Zym (Stephen Lang), Conan presencia y es participe (contra su voluntad) de la muerte de su padre, quedando huérfano y sediento de venganza.

Jason Mamoa encarna al Conan adulto. Una masa de musculatura escultural y unas cejas prominentes dan vida a una maquina de guerra. Tetas, asesinatos, orgías, mutilaciones y una dosis desmesurada de foley sirven de puntapié al universo del Conan ya constituido  guerrero. A través de las diferentes matanzas en las que participa Conan encuentra a uno de los cómplices de la muerte de su padre. Obligándolo a confesar da con el paradero de Khalar Zym, el líder del asesinato. Paralelamente el villano se haya tras la pesquisa de encontrar a la joven pura para terminar el ritual de resurrección y proclamarse rey de las sombras. Accidentalmente Conan se encuentra con Tamara (la joven pura), a través de ella logra enfrentarse con su enemigo. Asumiendo el lugar común del género épico fantástico en la primera batalla Conan es vencido y termina huyendo con Tamara. Juntos se ven envueltos en un romance, volviéndose Tamara la segunda razón para dar fin a Khalar Zym. El cuerpo de la mujer suple al del padre. La escena final replica la del inicio del filme cuando Conan no puede salvar a su padre y debe dejarlo morir.

La película se ve envestida de constantes absurdos argumentales, camuflados por un sonido estridente de espadas que achacan cabezas por doquier y ríos de sangre que brotan de cuerpos cercenados. Se participa en viajes hacia ninguna parte, a escenas de acción montadas con rapidez sobre planos cortos que hacen imposible la tensión dramática, el shock se cristaliza y la película rápidamente se cae a pedazos.

Jennifer Nicole Feinbraun

Sep 27, 2011

Stargate (1994) –Roland Emmerich

Reseña crítica:




En su segunda película en los Estados Unidos Emmerich se permite ahondar libremente en el género del cual es afín. Stargate conjuga el viaje espacial con el antiguo Egipto. La historia se inicia en 1928 en las ruinas de Guiza, donde se descubre un portal. Años más tarde el Dr. Jackson (James Spader), experto en jeroglíficos y lenguajes antiguos, es reclutado para decodificar los símbolos del portal. A la misión se suma el coronel O´Neill (Kart Russell) que actúa como líder antagonista. Jackson, fruto del azar y su rapidez mental, consigue develar el enigma para que la tripulación logre cruzar el portal. Al otro lado encuentran un mundo desértico donde los humanos viven esclavizados por el dios egipcio Ra. Como en toda dictadura la ignorancia es fuente creadora de trabajo, los primitivos hermanos planetarios tienen prohibida la escritura y la lectura. Jackson actúa como un Mesías, a través de su llegada se corresponde el establecimiento de un nuevo orden. Desmantela la fabula de Ra liberando a los nativos y obtiene su redención junto al amor de Sha're.

Jennifer Nicole Feinbraun

Sep 21, 2011

Estación lunar 44 (1990) –Roland Emmerich

Reseña crítica


En la última película en su país natal, Emmerich se permite un discurso vacante: escenas implícitas de violación, homosexualidad latente, violencia desmedida, abusos de poder y venganza en respuesta. La faceta moralista de Emmerich no está en primer plano, sino que subyace en el discurso final de Stone cuando pone en entredicho la importancia que ponen las megacorporaciones en la explotación por sobre la vida humana. La trama es simple al igual que sus efectos especiales trash. En el año 2038 los recursos naturales están agotados, las corporaciones multinacionales tomaron el control del universo desatando múltiples batallas para la conquista de planetas mineros. Estación 44 es uno de los últimos satélites de “Minería galáctica” y está por ser usurpado por “Pyrite”. Si bien la estación cuenta con un sistema de defensa, necesitan personal para tripular las naves. Aquí surge la misión comandada por Stone (infiltrado en un grupo de reclutas) que irá a proteger la estación. Stone descubre que “Pyrite” tenía cómplices en la unidad que desde adentro permitían el usufructo de transbordadores. Stone pone el cuerpo y desmantela la conspiración.  El último film de Emmerich manifiesta el deseo de ser adoptado por los grandes estudios.

Jennifer Nicole Feinbraun

Sep 19, 2011

10.000 A.C (2008) - Roland Emmerich

“Yo soy de la cruz de sur”


10.000 AC. cuenta la historia de un joven Neardental (¿?) en vías de ser un hombre “civilizado” y la liberación de su pueblo de la dominación Egipcia. Un poco en clave bíblica y haciendo referencia a Moisés, Emmerich encuentra lo que podría ser su consolidación estética en ese terreno de eterna lucha que son los géneros cinematográficos. Justamente por incluir algunos tópicos que viene trabajando en proyectos anteriores como en Stargate y El patriota. Esto es una cierta idea de que la libertad de un pueblo implica una conquista tanto en la conciencia del liberado como también en su cuerpo. Y un marcado interés en la idea de la estrella polar como metáfora del camino, fijo e institucionalizado, del héroe. Estas son algunas de las claves que le permiten a un extranjero, con todo lo que eso implica, en EEUU hacer una película de desbordados millones y millones de dólares. Ser un profundo católico e idealista a la hora de pensar relatos sobre la génesis de los pueblos. Algunas consonancias con extranjeros allá, pero extranjeros aquí.

Juan Ignacio

 "¿Ves aquella luz?
No se mueve como
las otras en el cielo”

Sep 11, 2011

Soldado Universal (1992) -Roland Emmerich

“No voy en tren, voy en avión”




Emigrado de la cinematografía natal, en su primer film americano, Roland ingresa al Emmerich de Hollywood y a la industria de los géneros cinematográficos, haciendo una conjugación de lo que el mercado le permite y lo que su cine le concede. Esto es: una cierta tendencia hacia una discusión bíblica sobre ciertas doctrinas que se preguntaban sobre la materialidad del cuerpo de cristo en la cruz mezclada con lo que el texto fílmico de Van Damme (el protagonista) le permite - que actúa de él mismo, así como lo hace Dolph Lundgren (el antagonista) y el mismo Rolando. Es así como en el film Soldado Universal, los cuerpos de los soldados que murieron en la guerra de Vietman son reanimados en la actualidad (o futuro, ciencia-ficción) con el propósito del ejercito de hacer soldados casi perfectos y con clave de cine de acción, los personajes se juegan una suerte de humanización de esos cuerpos y la re institucionalización de una doctrina de la idea sobre el cuerpo. Es en este terreno que se disputa los conflictos del film. Y es así como vemos el primer film americano de Emmerich, una suerte de épica moderna de una America invertida en lo que pareciera ser un eterno (mítico) conflicto entre el cuerpo y la idea. Problemas que atraviesan ese macizo estético que podemos llamar Emmerich.

San² Juan Ignacio



Sobre el final un plano que hace una referencia a la crucifixión.