Jul 5, 2011

Mi noche con Maud (1969) de Eric Rohmer

          La nieve, las palabras y el silencio
          

               “Cada copo de nieve estaba vivo
Cada huevo de insecto estaba vivo y soñaba
Pensé ahora: me voy a quedar solo para siempre, pero la nieve caía y caía
Y ella no se alejaba”   Roberto Bolaño, los Perros Románticos

En "Mi noche con Maud", Rohmer parte de la literatura con el fin de ir hacia el cine y descubrirlo en la instancia del registro. Cuando la critica acuso a Rohmer de hacer un cine literario. El respondió que le interesaban escritores como Dostoievsky o Proust y que prefería un cine que fuera capaz de descubrir la vida. Este concepto en relación a la  temporalidad de la película, hace que uno no pueda evitar pensar que Rohmer abre las capas de densidad de la imagen tiempo para ponerlas a revelar una virtualidad en las relaciones de sus personajes y en sus diálogos. Al comienzo de la película, Jean Louis recorre las calles de Clermont. Al mismo tiempo que la cámara descubre la ciudad, el espectador la descubre.  En ese punto el cine de Rohmer se constituye en el registro. Valoriza la densidad que cobran los hechos y las palabras en la duración del registro. Lo que se pone en tensión es la literatura y el cine. La literatura acaba allí donde nace el cine. El cine viene a poner imágenes concretas allí donde antes habitaba el lenguaje escrito abierto a la pluralidad de sentido.  En una escena Jean Louis, va a una librería y encuentra en un libro un texto de diálogo literario. Rohmer transforma a este diálogo a una imagen en la densidad del tiempo. El diálogo escrito/imagen traspasa la barrera de la literatura para dar un salto hacia el cine. Esta forma de entender lo cinematográfico muestra al cine como un ojo distante que constata y registra. Como aquel diálogo de Maud y Vidal.

-            Sos un adolescente
-          ¿Es un cumplido o una critica?
-          Es una constatación.

El cine de Rohmer es una constatación que descubre que sus personajes están vivos mas allá de lo literario.  Según las propias palabras de Rohmer, cuando filma intenta arrancar todo lo que puede de la “vida misma”. Este intento de captar la “vida misma“  esta vinculado a la duración temporal de las escenas y sus extensos diálogos.  Ya sean sobre el cristianismo, la matemática o Pascal. El énfasis no esta en los diálogos sino en su duración cinematográfica y como esa duración se carga de sentido por sus silencios, miradas, gestos o roces. La duración temporal y las relaciones que ella alberga es aquello que Rohmer llama como vida misma. En realidad no es otra cosa que la excedencia de la literatura. Los lugares a los cuales los diálogos literarios no pueden llegar.  La cámara descubriendo el silencio de las calles nevadas de Clermont.
Cuando Jean Louis pasa la noche en el departamento con Maud, el fluir de diálogos filosóficos o “banales” en su intelectualidad van sufriendo un proceso de duración que cambia la atmosfera misma del departamento, ya que la atmosfera se contagia de ellos mismos. La Imagen Tiempo de Rohmer se constituye en términos deleuzianos también a través de una Visión cristalina, de una imagen actual y una virtual que no cesan de intercambiarse. Sin embargo en Rohmer la construcción de las situaciones ópticas puras, no ocurren por el aflojamiento de los nexos sensorio motrices de los personajes. No hay vagabundeo.  Es como si el tiempo de los personajes de "Mi noche con Maud" estuviese afectado directamente por el discurrir de diálogos que ponen a los personajes en una dimensión temporal distinta. Una dimensión temporal atravesada por la nieve, las palabras y el silencio. La temporalidad cinematográfica en su expresión mas pura esta en constante tensión con los diálogos eminentemente mas literarios de los personajes. Los planos en donde vemos los senderos nevados a medida que los personajes viajan muestran el silencio como la expresión mas radical de esta tensión.
 
 La articulación de la verosimilitud de las escenas esta dada en la dinámica del diálogo y de los personajes en la escena en si.  Por un lado toda la discusión filosófica, matemática o religiosa funciona también como expresión reactiva a las necesidades (materiales, corporales, intelectuales, físicas, espirituales) de los personajes. Por ejemplo: Jean Louis habla con Maud en la habitación. La conversación y el tono del diálogo esta ajustado en relación a los movimientos de Jean Louis dentro de la misma habitación. Jean Louis no habla de la misma forma cuando esta acostado en la cama con Maud que cuando esta parado y alejado. Los personajes intuitivamente manejan sus cuerpos en relación al roce con los otros personajes. Los diálogos muchas veces son interrumpidos  por las situaciones mismas de la escena. Jean Louis abre la ventana e interrumpe la situación, mira afuera. La nieve en la ciudad. Nieva eternamente en los personajes. Nieva en el vacío. Nieva en la mirada de Jean Louis. Por un lado los diálogos devoran al tiempo. Por el otro el silencio blanco en la ciudad y la duración del tiempo.  Este movimiento es pura imposibilidad en el relato escrito. La narración escrita no llega a este lugar.  Es la particularidad del cine. Tal cual lo explica Rohmer; “Lo que yo “digo”, no lo digo con palabras. Tampoco lo digo con imágenes… en el fondo, yo no “digo”, muestro. Muestro a gente que actúa y habla.

Escribe Santiago Asorey

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