Jun 13, 2011

Avatar (2009) de James Cameron


Uno de los factores que más llamaron la atención en el film de  James Cameron  Avatar, más allá de los exorbitantes y vanagloriados 500 millones que costó su producción y los impresionantes (sin ánimo de ironizar) efectos especiales, fue que una película estadounidense criticase las ocupaciones militares de territorios extranjeros. Es más, podríamos reformular lo anterior y decir que lo que sorprendió fue la mera posibilidad de que una película yanki, de 500 millones y con efectos especiales en 3D,   pudiese llegar a ser portadora de una ideológica progresista. Sin embargo, y para tranquilidad muchos, mi propósito en este comentario será el de intentar restaurar algunos viejos prejuicios. La película instala el romance entre el héroe norteamericano y la heredera indígena como metáfora de la posibilidad  de enlace pacífico entre dos pueblos opuestos política y socialmente. Por mi parte, pondré en cuestionamiento dicha metáfora, estudiando, a su vez, aquellos elementos que dentro del film permiten la unión entre Netyiri y Jake.

Efectivamente, Avatar es una película que se manifiesta explícitamente en contra de la intervención militarista  “Yo era un guerrero que soñaba con traer paz tarde o temprano tenía que despertar.” Sin embargo, dicha oposición  no conduce a una idea  de respeto por la autonomía de los pueblos , sino a la del ejercicio del dominio de lo extranjero a partir de la inserción cultural. La película se encarga de establecer estas dos posturas como polos opuestos,  (negativo y positivo respectivamente) y  es representada específicamente  a partir de la dicotomía establecida entre los militares y los científicos. Estos últimos, en el film, no dejan por estar a favor de la “paz” de intervenir e interferir en la cultura indígena: no sólo toman muestras de su fauna sino que también les enseñan a hablar en ingles. Intento establecer que la dicotomía presentada en la película es un constructo que encubre la violencia ejercida en cualquier proceso de  dominio cultural. Al presentar esta polaridad como falsa no me baso solamente en un preconcepto, sino que creo que la misma película da cuenta de la imposibilidad de un proceso pacífico de dominación.  Avatar  vincula la “hermandad entre pueblos” con alguno de los elementos más primitivos y violentos, bien presentes en la historia de América, del dominio de una cultura sobre otra: la eliminación de los hombres y la apropiación de las mujeres en función del surgimiento de una raza mestiza pero educada bajo el liderazgo de un  padre blanco (por más que Jake adquiera definitivamente  al final de la película el cuerpo del indígena, no por eso deja de ser representante de su cultura). Desde este punto de vista se comprende la importancia que los roles femeninos poseen en el film; son ellas las que permiten extender los lazos entre ambas culturas: Grace es la encargada de la creación del avatar, la que enseña su idioma al indígena y aprende el extranjero, Trudy, es la que posibilita el acceso a las tierras indígenas a través del  dominio del transporte; Netyiri es la que permite, a partir de la unión sexual, la integración definitiva de Jake a  la comunidad  (a partir de la unión sexual), Eytukan  es la que propicia y avala finalmente esta unión. Por el contrario, la película señala la reticencia que los líderes masculinos de la comunidad indígena muestran con respecto a la inserción de un hombre extranjero en su entorno. Las mujeres son los únicos seres permeables espiritual y sexualmente a la introducción de la nueva cultura  y sin embargo, no son jamás las forjadores de la nueva unión: para eso se hace necesaria la figura masculina extranjera (Jake) y es por esa misma razón que los posibles lideres masculinos indígenas mueren en el film .Tampoco es un detalle menor que las mujeres ideológica y étnicamente pares a Jake y con las que, por lo tanto, este último podría llegar a vincularse  mueran al finalizar la película. Esto termina por legitimar y convertir la unión entre el héroe norteamericano y la princesa indígena como la única posible y lógica. Debo insistir, no es indistinto el género de los representantes de cada cultura; simbólicamente, el hombre sigue adquiriendo el rol dominante en el acto sexual[1].

Se podría argumentar que quienes constituyen polo positivo de la película no desea la muerte de los lideres indígenas, pero mi punto en este trabajo es que la convergencia cultural no podría haberse dado (aunque sea sin conflicto) sin la eliminación de los mismos. La película necesita de la polaridad creada para que la violencias de una conquista cultural se envuelvan de un manto de inevitabilidad  e infortunio. De hecho, en ningún momento Avatar da cuenta de cómo esa unión entre pueblos podría realmente haberse dado en términos pacíficos y, lo que es peor, no dan pie siquiera a la posibilidad de mantener en su originaria autonomía a los indígenas. Jake en su  discurso final frente  a la comunidad indígena  no solo define como suyas tierras ajenas (“our lands”) sino que, además, este discurso lo pronuncia en inglés. Una conquista no sólo conlleva perdida de cuerpos y de tierras, sino que la cultura del pueblo dominado es generalmente despreciada o resemantizada según los propósitos o valores del pueblo y la cultura que resultó hegemónica.  Para conseguir la aceptación final de la comunidad Jake decide adaptar un mito de origen de la cultura indígena según sus intereses. Así toma como propio el nombre de Turuk , el líder mítico de su cultura (prácticamente un dios).  Reproduciendo el mito de origen de una comunidad crea un nuevo principio para el pueblo indígena donde ya no podrán jamás  ser conservados los valores tradicionales de la comunidad; el Dios fundador es ahora estadounidense.  Esta apropiación no se da dentro de la película sin justificación, se plantea que Jake no tiene más opción que ocupar el lugar del líder mítico para que los indígenas “se dejen ayudar.” Pero para que los nativos de Pandora acepten que un extranjero los dirija, no es sólo necesario que éste pueda domesticar al ave legendaria, sino que se necesita una situación extrema, una guerra. Avatar es una película tan sinuosa y tan clarificadora de la política exterior norteamericana como la frase de Obama  al recibir el Nobel de la paz: “ La guerra sí que tiene un papel que jugar en la preservación de la paz".


Escribe Martina Guevara

[1]              Un fragmento de Raices de Alazrraqui, película donde justamente se trabaja la inserción del extranjero dentro de la comunidad indígena mexicana, ayuda a entender esta situación
                Extranjero: quiero comprarte tu animalito
                Indigena: éste? (señala a una gallina)2
                E:El animalito que yo quiero comprarte es de de dos patas
                I:Xanath?
                E: Xanath. En la costa algunos indios regalan a sus hijas a los hombres blancos como yo para mejorar su raza. Pero tu no necesitas regalármela
                I:Tienes razón , las cruzas son buenas y me conviene mejorar mi raza. Te doy el doble por tu mujer, tráemela, no me importa que me muerda me arañe o me patee, son buenas las cruzas pero lo mejor que tienen es que se pueden hacer lo mismo de hemra a macho como de macho a hembra. Y si no te gusta este trato tengo otro que proponerte (toma un cuchillo y rompe al medio una fruta)3

                2 Los paréntesis son agregados míos

                3 Ibidem.

1 comment:

  1. Martina, me gustó mucho tu apreciación de la película. Coincido plenamente con tu punto de vista.
    Saludos
    A.L.

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