En Vértigo, Hitchcock pone de manifiesto una serie de figuras arquetípicas, constitutivas de la puesta en escena, que configuran una matriz simbólica a partir de la cual el film inicia su despliegue de sentido.
LA SALIDA DEL LABERINTO
La escalera, como modelo ejemplar, está unida al concepto de movimiento ascendente y descendente a lo largo del axis mundis[4] (eje del mundo) conectando los tres mundos cósmicos: el inframundo, la tierra y el cielo. La escalera figura el paso de un plano a otro, o de un modo de ser a otro y representa el acceso a la realidad y lo trascendente, que va de lo irreal a lo real, de la oscuridad a la luz, de la muerte a la inmortalidad. Cuando la escalera “…tiene una forma espiraloide, atrae la atención sobre el foco del desarrollo axial, que puede ser Dios, un principio, un amor, un arte, la conciencia o el yo propio del ser que está en curso de ascensión y que se apoya enteramente en este foco, alrededor del cual dibuja sus volutas (…) La escalera es el símbolo de la progresión hacia el saber, de la ascensión hacia el conocimiento y la transfiguración. Si se eleva hacia el cielo, se trata del conocimiento del mundo aparente…”[5]
Escribe Walter Ferrarotti
BIBLIOGRAFÍA
· Ananda Coomaraswamy, “La iconografía de los ‘nudos’ de Durero y de la ‘concatenación’ de Leonardo”
· Eric Rohmer, “La hélice y la idea”
En Hitchcock, de C. Chabrol y E. Rohmer. Editorial Manantial, Buenos Aires, 2010.
· Leopoldo Marechal, “Laberinto de Amor”.
Sur, Buenos Aires, 1936.
· Jean Chevalier, “Diccionario de Símbolos”.
Herder, Barcelona, 2000.
· Pierre Grimal, “Diccionario de mitología griega y romana”
Paidos, Buenos Aires, 1997.
· Platón, “La Republica ”
Eudeba, Buenos Aires, 1998.
· René Guénon, “Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada”.
Eudeba, Buenos Aires, 1969.
FICHA TÉCNICA
Vértigo
E.E.U.U.
1958
Dirección: Alfred Hitchcock
Guión: Alec Coppel y Samuel Taylor Basado en la novela de Boileau y Tomas Narcejak: “De entre los muertos”
Producción: Paramount Picture Corporation
Música: Bernard Herrmann
Títulos: Saúl Bass
Reparto:
John “Scottie” Fergusson: James Stewart
Madeleine Elster / Judy Burton: Kim Novak
Marjorie “Midge” Wood: Barbara Bel Geddes
Gavin Elster: Tom Helmore
[1] Eric Roher, “La hélice y la idea”, del libro “Hitchcock”, de C. Chabrol y E. Rohmer. Editorial Manantial, Buenos Aires, 2010.
[2] La recta y el círculo están implícitas en la palabra vértigo. En cuanto a la recta nos remite, con su significado de “miedo a precipitarse desde una altura”, a la idea de verticalidad (vertical: “Dicho de una recta o de un plano: Que es perpendicular a otra recta o plano horizontal.”), palabra que comparte raíz con vértigo. Y la idea de círculo emerge al derivar el término vértigo del latín vertīgo,-ĭnis, que significa “movimiento circular”. Significados extraídos del Diccionario de la Real Academia Española. Edición digital: http://buscon.rae.es/draeI/
[3] “… la hélice será ideal, sugerida por su cilindro de revolución, representado éste ya sea por el campo de visión de Stewart que sigue a Novak en automóvil, ya sea por la bóveda de árboles sobre la ruta, ya sea por el tronco de las sequoias, ya sea por el corredor que menciona Madeleine, y que Scottie encontrará en sueños (…), y muchos otros motivos que no podrán ser advertidos más que al cabo de múltiples visiones. La sección de sequoia milenaria y el travelling circular (de hecho es el tema el que gira) en torno al beso, pertenecen también a la misma familia de ideas. (Eric Rohmer, “La hélice y la idea”, del libro “Hitchcock”, de C. Chabrol y E. Rohmer. Editorial Manantial)
[4] El paradigma del eje del mundo es el árbol del paraíso, árbol arquetípico que une cielo y tierra. Con la madera de éste árbol, según cuentan algunas tradiciones, fue construida la cruz en la cual crucificaron a Cristo.
[5] Jean Chevalier, “Diccionario de Símbolos”. Herder, Barcelona, 2000.
[6] La iluminación lograda por Scottie en el ascenso hacia el exterior de la torre luego de atravesar la oscuridad de lo aparente guarda íntima relación con el mito de la caverna platónica.
[7] Otra definición de vértigo, proporcionada por el diccionario de la RAE es: “Trastorno del sentido del equilibrio caracterizado por una sensación de movimiento rotatorio del cuerpo o de los objetos que lo rodean.” La ascensión y la revelación de la verdad sitúan a Scottie en su propio eje (relacionado con el axis mundis), restaurando así el equilibrio perdido.
[8] Podemos trazar una analogía con el mito de Edipo y la esfinge. Este monstruo se situó en una montaña al oeste de Tebas… planteaba a los viajeros enigmas que no podían resolver, y entonces los mataba. Sólo Edipo logro responder, y el monstruo despechado se arrojó desde lo alto de la roca y se mató.
[9] Otra vez el símbolo de la torre; y es evidente, dado el nombre de ésta (Coit), el indudable simbolismo sexual.
[10] Hay ciertos dibujos llamados “dédalos” o “laberintos” que conjugan en sí la espiral y el laberinto. Durero tiene una serie llamada “Knoten” (nudos) inspirada en la “Concatenación” de Leonardo Da Vinci. Estos dibujos “…tienen estrecha relación con los laberintos, y más particularmente con los que se trazan en el embaldosado de ciertas iglesias medievales.” En efecto, en un gran número de iglesias medievales (Chartres, Amiens, Reims, etc.) se halla trazada la figura del laberinto al principiar la nave central. El simbolismo de dicho diseño es equivalente al de la “peregrinación a Tierra santa”. “…los laberintos que se trazaban otrora en las lajas del piso de ciertas iglesias, cuyo recorrido se consideraba (…) un sustituto del peregrinaje a Tierra Santa…” El punto dónde concluye ese recorrido “…no es sino la imagen de un centro espiritual, como todo lugar de iniciación lo es…”. Teniendo en cuenta esta relación entre espiral, laberinto e iglesia, no es para nada casual que el héroe hitchcockiano encuentre su “centro” en el ascenso de una escalera caracol que se eleva hacia el campanario de una iglesia. (Los textos en cursiva son de: René Guénon, “Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada”)
[11] René Guénon, “Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada”. Editorial Eudeba, Buenos Aires, 1969.
[12] Leopoldo Marechal, “Laberinto de Amor”. Sur, Buenos Aires, 1936.
No comments:
Post a Comment