Hong Sang-soo
Diferencia y repetición
«-¿Es necesario el amor?
-¿En una relación?
-No, el amor en sí
-No ames jamás.
Jura no amar y procura mantener tu promesa.
Aún así acabarás por amar algo»
Hong Sang-soo
Al asistir a la función de “Oki´s movie” me encontraba ansiosa ante el material que iba a visualizar. Hace un par de años descubrí en el festival a este ineludible director coreano que con reminiscencias de cierto cine francés nouvelle-vaguiano, capturaba mi atención y me volvía ese ser fanático y obsesivo que acontece en mí cuando puedo vislumbrar en imagen el gesto real del autor. Efectivamente Hong Sang soo no me desilusionó, sino todo lo contrario, salí satisfecha de la sala pero con la necesidad de rever la película. La estructura refractaria del filme me interpelaba a una lectura atenta, pero en medio de mi efusividad por ver su última película, me llené de inseguridades. Sentí que me había perdido de algo. Conseguí la película y la volví a ver, en ese momento me di cuenta que no me había perdido de nada. Al visualizar cierta cantidad de películas de este director ya se le genera a uno un método de lectura sangsoniano. Uno sabe de antemano que se hallará frente a una composición delicada que lo implica activamente en la reconstrucción de los hechos, que lo somete a la variación, a la repetición y a la diferencia dentro del todo. Finalmente asumí que mi miedo era tener que escribir sobre un director que admiro, que se encuentra actualmente produciendo y planteando una nueva impronta dentro del cine coreano y dentro del cine en general.
Hong Sang soo inaugura su undécimo film con unos títulos que remiten a un prematuro acercamiento al mundo cinematográfico junto con el himno de graduación de Edgard Elgar “Pompa y circunstancia”. Irónicamente se nos abren las puertas al espacio universitario donde se llevarán a cabo estos cuatro cortometrajes o este largo dividido en cuatro episodios. Como es habitual en su cine, la película consta del deseo de dos hombres por una misma mujer. La imposibilidad amorosa enmarcada en el ámbito cinematográfico. La película plantea un puzzle temporal regido por una ley de repetición. Los personajes se verán sometidos a la crueldad del eterno retorno que los dejará siempre a la deriva.
El primer episodio titulado “Un día de conjuras” actúa como punta de presente. Se presenta al personaje de Jinju adulto, casado, consolidado como director de cine y docente de la universidad; sin embargo la voz en off del personaje nos transmite sus inseguridades a nivel afectivo y académico. El fantasma de la infidelidad, de la traición, de la corrupción, termina llevándolo a la catarsis etílica. Allí emerge la lucidez, se libera de sus presiones y se muestra sincero. No bastan unos minutos para que una espectadora en la sala de proyección decida traer su pasado a colación. Las palabras de la joven desencadenan los flashbacks que prosiguen al relato y a la vez unifican la película como un círculo vicioso.
El segundo episodio “El rey de los besos” nos muestra a un joven Jinju aún alumno universitario, enloquecido por Oki, mujer que a su vez mantiene un affaire con el profesor de ambos, Song. En el transcurso del episodio, Jinju logra conquistar a la dubitativa Oki a la par que pierde su oportunidad en el festival de cine. El espacio recorrido por Jinju adulto es el de la decepción. El episodio inicial se inauguraba con la negativa de sus pensamientos de infidelidad entorno a su mujer, en cambio aquí, ese mismo recorrido se da de modo positivo ya que logra el anhelado amor de Oki dando inicio a su relación. Como dos caras de una misma moneda, estos dos episodios muestran los vericuetos de la juventud y la adultez, ambos unidos por el amor y la falta.
El tercer episodio “Tras la tormenta de nieve” asume el punto de vista de Song, profesor de Oki y Jinju, que frustrado ante la docencia decide dedicarse a la dirección cinematográfica. Antes de renunciar mantiene una clase con estos dos únicos alumnos que lograron llegar a la universidad. En el pizarrón se lee: “El corazón de una mujer: un enigma eterno”. Song borra el enunciado y da paso a la clase. La misma no responde más a una clase universitaria, sino a la emergencia de una posición coloquial, emergencia que une a estos tres personajes en un plano secuencia discutiendo sobre el amor, la vejez, el deseo y la fidelidad. Tópicos propios del cine de Hong Sang-soo. Para finalizar la clase, Song da su veredicto final: “De todas las cosas importantes de mi vida de ninguna conozco la razón y no creo que la haya”. Purgando sus culpas el episodio se ciñe con el vomito de un pulpo que aun late en la nieve blanca y pura de la tormenta.
El cuarto y último episodio “Oki´s movie”, que comparte el título con la película, genera un quiebre en la forma de relatar y narrar propia de Hong Sang-soo. Por vez primera se adopta el punto de vista femenino, Oki. En él colisionan el pasado y el presente en un mismo espacio. Ella asume el lugar de enunciadora y nos pone a estos dos hombres, Jinju y Song, el joven y el adulto, uno al lado del otro. A través de la mirada de Oki contemplamos el mismo paseo escindido en dos. Somos participes de sus reacciones, sus contemplaciones y de los pensamientos nostálgicos de la protagonista. El presente pareciera evocar ese pasado a modo comparativo sin dar lugar a un cierre. “Las cosas se repiten con diferencias que aún no puedo entender”.
Esta película se puede leer como episodios que se reflejan y refractan entre sí, generando una estructura cíclica donde los elementos actúan de modo repetitivo y diferencial a la vez. El triángulo amoroso se encuentra en un estado de total devenir. Las relaciones se suceden como ecos de las pasadas y premoniciones de las futuras. El amor aún no halla un lugar solidó en el cine de Hong Sang-soo, es por eso que el plano final, más allá de su cautivadora composición, deja en evidencia, la imposibilidad de concreción del mismo.
Jennifer Nicole Feinbraun
Muy buena crítica, dan ganas de ver la película!
ReplyDeleteArqui
la daran en Telefe?
ReplyDeleteMe gusta la repetición con cambio, aunque sea Oki
ReplyDeleteMedia turra esa Oki...
ReplyDeleteMartin Pepa