Reseña Crítica
por Santiago Asorey
Jun es un inmigrante chino que llega a la ciudad de Buenos Aires sin
hablar una palabra de español. Perdió a su novia con la que se iba a
casar en un accidente absurdo en un lago. Una vaca cayó repentinamente
del cielo y la mato. En su llegada a la Argentina Jun conoce por
casualidad a Roberto (Ricardo Darin) un ferretero obsesivo del trabajo
que vive alejado del mundo, un ermitaño que a partir de su tragedia
personal vive recluido en su casa y su trabajo. A partir del encuentro
de Roberto y Jun se comienza a gestar una relación extraña, basada
exclusivamente en una comunicación extralingüística. Roberto quien
sufrió la tragedia en carne propia, piensa que la vida es un absurdo,
mientras que Jun cree todavía que todo tiene sentido. El relato disputa
este dilema. Existe en Sebastian Borensztein un gesto minimalista que
se articula a un montaje clásico, transparente, enfatizando el relato.
Lo interesante surge de la convergencia del montaje a nivel estructural y
de los gestos minimalistas de los personajes a nivel contenido. Los
diálogos entre Roberto y Jun, son corpóreos, gestuales, parecen básicos
en la superficie pero manejan una complejidad emocional en lo no dicho,
en la impotencia de lo que no se puede decir, sobretodo en la afección
de los rostros. Deleuze define la afección como una especie de tendencia
motriz sobre una placa receptiva inmovilizada. Aquello que desborda
constantemente en los rostros de Roberto y Jun. Es la afección la que
les permite comunicarse intuivamente, como si se despertara el instinto
milenario de la especie, antes de que el hombre fuera hombre, antes de
que siquiera existiera el lenguaje. Esta comunicación subterránea y
secreta entre Jun y Roberto carga con sus pasados trágicos. La tragedia
que no puede expresarse con palabras para descubrir su verdadera
dimensión. ¿Acaso esa sea la metáfora de un cuento chino? Un cuento
chino propone un relato en donde lo minimalista carga con lo absurdo.
En primera instancia el encuentro entre Roberto y Jun parecería no
tener explicación alguna, al igual que todas las situaciones que los
rodean. Roberto le da de comer a Jun achuras y asado. El no entiende ni
lo que come. Sin embargo Jun termina por transformar la vida de
Roberto, la termina llenando de sentido, donde antes solo había vacío,
ahora hay posibilidad.
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