Jan 12, 2017

Trump: El Egoísmo del héroe y la Victoria de Dos Caras

“Podría matar a una persona en Main Street y no perdería ningún voto”
 Donald Trump

“Esto es lo que tienes cuando una fuerza imparable se encuentra con un objetivo inmovible”
El Guasón, El Cabellero Oscuro

“Cuando toda la cochinada de su sexo y violencia su acumule hasta sus cinturas, las putas y los políticos me miran y gritaran ´sálvenos!´, yo solo los mirare y diré: no”  
Rorsach, Watchmen

Vivimos en una sociedad de símbolos vacíos. Han perdido su conexión los conceptos para los que se utilizaban en antaño. Se podría culpar al marketing, pero solo señalaríamos el síntoma del problema. La culpa también podría caer en el consumismo. Es por el afán de vender cosas innecesarias que se crea el afán comprar cosas innecesarias y con eso viene el afán del abuso de símbolos preexistentes. Lo cual se vuelve como un chiste malo después de rato. Al principio da risa, pero después de que te lo cuentan veinte veces ya te ríes por inercia.

Lo peor de este paradigma es que está empujando a las sociedades hacia la estatización en sociedades más “sofisticadas” y hacia el exceso de transgresión en naciones más “primitivas”. Al perder el vínculo simbólico con conceptos arcaicos, las sociedades “civilizadas” mantienen el statu quo estatizado y, como éste es el capitalismo consumista, se crea una situación donde las naciones “primitivas” pierden el derecho a sus recursos y  se vuelven más competitivas, es decir, exsesivamente transgresivas y violentas. Las dos, a pesar de ir en sentidos contrarios, tienen el mismo efecto: se pierde la noción de lo justo y de lo necesario para que tal sociedad o cultura siga existiendo, derivando en un exceso de violencia tanto externa como interna. Es casi como un suicidio colectivo. Bajo este contexto, no sorprende que Trump haya ganada las elecciones presidenciales estadunidenses hace menos de dos meses.


Ya fue reiterado varias veces: el pueblo americano está harto del statu quo y de las instituciones antiguas como Reserva Federal y el complejo industrial militar. Ambas están en un proceso desmitificación. El pueblo gringo ya no se cree sus antiguos ritos ni que son los héroes bondadosos de la Tierra. Por esto no han elegido un presidente que busca el bien común. Todo lo contrario. Buscaron un candidato racista, machista y estúpido. Ignoraron el temor de las minorías estadounidense y países extranjeros, dejando de lado su deseo de hacer el bien por algo mayor: el deseo de sobrevivir. Si te preguntas porque lo arraigo a Trump a la sobrevivencia solo pregúntate: ¿Qué pasa con un estado-nación que invade insaciablemente otras naciones y da libre pasa a los inmigrantes? ¿Creo que paso lo mismo con Roma no? Y para aclarar yo hubiera preferido que gane Sanders, pero es lo que eligió el pueblo norteamericano.

La imagen de Trump es lo que aparece en el crepúsculo de la visita del Guasón, donde el peor de los transgresores busca romper con el statu quo estatizado creando una anarquía disociativa, volviendo el mismo mundo se vuelve en su contra. La contra de este imagen es uno de los símbolos más peligrosos en el mundo de DC: Batman, aquel que esta tan obsesionado con la justicia que termina desequilibrando el orden natural de las cosas: el constante cambio. La tragedia del Guasón es que termina haciendo lo mismo. Transgrede hasta el punto que desvaloriza los símbolos que son claves para el funcionamiento óptimo de la sociedad, enloqueciendo a sus habitantes, haciéndolos excesivamente agresivos hacia su persona.

La  pregunta clave es: si ésta desvalorización es necesaria y la respuesta dudosa siempre será sí y no; mientras que la respuesta clara es: depende del contexto. Aquí viene el problema del mismo Batman quien interpreta mal el rol del héroe. Su trabajo más bien no es proteger los símbolos ya establecidos, sino reconceptualizar los símbolos ya deconstruidos para desplazar el mismo statu quo. El problema del héroe es que no sabe articular la moraleja del villano  -lo que él mismo reconceptualiza- , por lo tanto, se queda  en el egoísmo del héroe: el deseo de mantener todo como está no porque piensa que está bien, sino porque se siente cómodo.

Otros son los mecanismo sociales que permiten que la moraleja de imágenes, las imágenes del anti-héroe y del anti-villano, en caso de la ciudad de Gotham: Talía al Ghul y Poisen Ivy, respectivamente. El primero tiene el trabajo de filtrar y comunicar reconceptualizaciones del héroe. En otras palabras: masticar la sobrecarga de información de hechos buenos y malos, de acciones heroicas y viles; todo para una simple razón: para que las sociedades  puedan entender qué diablos debe hacer para seguir existiendo. Ahí está la importancia del mismo egoísmo, ya que el héroe entiende las desconstrucciones del villano pero no sabe cómo poner los para que los demás la entiendan. Por eso se queda con la moraleja: porque sabe que si empieza a compartirla se convertirá en aquel contra el que lucha, el villano. 

Por eso Batman es el peor de los ladrones. Se adhiere a una imagen que no le pertenece y lo peor es que malinterpreta tanto que a la sociedad le hace correr el riesgo de caer en la no existencia. Y lo peor es a quién se lo roba porque se trata de una persona que él piensa que ama: Catwomen, la que reconoce la injusticia. Pero la que también reconoce la imposibilidad de cambiar las cosas, por eso roba del 1% y se lo queda, ya que a la vez de ser justa es egoísta. No tanto porque le gusta ser así, sino más bien porque está atrapada en una paradoja: seguir siendo egoísta y por lo tanto heroica o empezar a comunicar su desdén y convertirse en un villano. Es así en la ciudad Gótica, no está claro quién trabaja para quién. ¿Y dónde figura Batman en todo esto? Nada. Ni siquiera debería figurar en el esquema (por eso evito ponerle un titulo) pero para evitar futuras confusiones le pondré einnumerable

Ahí mismo viene el problema de las sociedades modernas: el innombrable se roba la moraleja del villano y el nombre del héroe, quedándoselos para sí mismo, cuando la moraleja pertenece a todos aquellos que la pueden usar y el nombre pertenece a aquel que lo sabe usar. Lo peor es cómo se lo roba: da a la sociedad la esperanza de un mundo mejor cuando simplemente está buscando reinvertir en el mundo ya establecido. Así, el género de superhéroes termina siendo una especie de western invertido. En el western, aparece un héroe para poner orden al caos; en el género de superhéroes, aparece un villano para poner caos al orden con la intención de evitar la estatización excesiva de los símbolos. La importancia de la transgresión es clave porque al estatizarse los símbolos, estos se vuelven vacíos y llevan a la sociedad hacia la paralización. La dificultad de este paradigma es que al paralizarse, la sociedad requiere de la intervención foránea para movilizarse de nuevo.

Aquí está la importancia de Dos Caras. Éste, ni transgrede ni estatiza sino cambia su esencia y estructura constantemente para movilizar la sociedad antes de que se paralice. Por la misma arbitrariedad implicada en su rostro -mitad desfigurado, mitad integro- puede construirse-deconstruirse al servicio de la sociedad.  Por eso enloquece. Porque como la misma sociedad está mal formada, su cara también está desfigurada. Y aqui es cuando pierde el control. La misma sociedad se lo pide porque piden a alguien que los salve, pero a la vez piden que las cosas no se repitan una y otra vez. Y ahí está la gracia de Dos Caras, no está para salvar sino para evitar la eterna redundancia, la estación imparable, la paralización. Batman trabaja para eso: para que las cosas se paralicen. Y lo peor es que piensa que es heroico, no dándose cuenta que al paralizarse, la sociedad toda se paraliza hasta el mismo conocimiento y la habilidad para apreciarla, devaluando el mismo aprendizaje y convirtiendo a la población en unos ignorantes.  


Y al final llegamos a la última imagen, la más importante una vez que viene la calma, la que defiende a los que puede y manda a la sartén caliente a los que no puede: la del anti villano, la de Poisen Ivy, aquel que usa la coerción no a través de la fuerza, sino a través la seducción. Así protege al héroe de su egoísmo, al villano de sus transgresiones y el anti-héroe de sus ponencias. Lo lamentable es que hay uno que no puede salvar y ese es la imagen de Dos Caras. No solo porque se necesita alguien a quien culpar, sino porque al ser una imagen pública no tiene donde esconderse. Es aquél que tomó la posición para cambiar las cosas y al hacerlo se vuelve en un villano, no tanto porque hizo algo malo, sino porque al estatizarse tanto la sociedad, mantener el statu quo se vuelve algo que está bien visto.  Así Dos Caras se sacrifica para los demás, se vuelve el chivo expiatorio para que la sociedad pueda seguir existiendo.  

Volviendo a la imagen de Trump, él se adhiere al de Dos Caras, a la fuerza movilizadora. Aquél que hace lo que es necesario para que las cosas no se paralicen. ¿Y qué va hacer? Cerrar las fronteras para que el país no se llene de inmigrantes, dando la oportunidad de más trabajos y dejar de invadir países ajenos evitando el desdén del resto del mundo –lo cual posiblemente nos salve de la tercera guerra mundial-. Es casi como Gordon al final de El Caballero Oscuro: “no es el héroe que queremos, sino el héroe que necesitamos”, yo lo hubiera dejado más ambiguo, diciendo: “no es él a quien queremos, sino el que necesitamos”. Lo que digo sobre Trump, la verdad es que hubiera preferido necesitar otra cosa, pero todo bien ya sé a quien le vamos echar la culpa cuando venga la calma.  

Gabriel Zamalloa

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