Luke Cage y el Poder de los
Invisibilizados
por Gabriel Zamalloa
“Aunque no lo
creas, este juego viene con reglas.” – Cottenmouth, Luke Cage, Tercer Capítulo, Primera Temporada
“Te puedo hablar
como me da la gana porque careces de cualquier poder para callarme.” – Shades, Luke Cage, Séptimo Capítulo, Primera
Temporada
“Este loco
llamado Moynaham fue y dijo que de repente los barrios podrían beneficiarse de
una negligencia benigna”.- Koko, Luke Cage, Quinto Capítulo, Primera
Temporada
Si Daredevil (2015) mostró que se puede
hacer una serie sobre superhéroes con cierta dignidad y Jessica Jonas nos dice
que un buen guion no puede llegar tan lejos sin una buena puesta en escena que
le acompañe, Luke Cage (2016) deja
claro que las obras maestras son posibles para este género en formato
audiovisual.
La nueva serie
de Netflix, Luke Cage, toma en
consideración lo que pasa con una comunidad cuando es sometida a lo que Maynaham
- parte del staff del presidente Nixon- llama la “negligencia benigna”.
Específicamente, se está refiriendo a la comunidad afroamericana. La cual, en
los últimos años ha sido mal representado por el poder político y estereotipado
por los medios. Esto es consecuencia directa de la “negligencia benigna” que
implica un desentendimiento político y social pero a la vez se tiene la
expectativa que la comunidad siga las mismas reglas impuestas por los
mecanismos estatales. En otras palabras, la comunidad afroamericana y las
minorías en general, deben cumplir una normativa ajena, la cual no han tenido
ni voz ni voto en la conformación de la misma. Casi como obligar a un hindú a
comerse una vaca.
Todo esto
implica una comunidad invisibilidad, no tanto porque su existencia sea
misteriosa u oculta, sino porque otras comunidades, al compartir el mismo
espacio, son negligentes a los conflictos internos y externos que impiden su
progreso, paralizando la comunidad, fomentando el exceso de violencia y agresividad
hacia sus integrantes y fuerzas externas. Así, las mismas reglas comunitarias
se imposibilitan creando un lio de transgresiones que derivan hacía la imposibilidad
de paz. Por esto, surgen una maraña de
soluciones, tanto foráneas como propias, algunas más positivas que otras y
otras demasiado dañinas para seguir cuestionado su existencia. La primera
temporada de Luke Cage analiza el surgimiento de soluciones internas y como se
relacionan mutuamente.
Bajo este
contexto se enfrentan varios poderes en una especie de Battle Royal, con la intención de probar qué solución es la más
pertinente. Al comienzo, la más clara es la de lo nuevo y renovable contra lo antiguo y anacrónico,
representados por y “Cottenmouth”. El primero busca reivindicar
el legado de su tía –Mama Mabel Stokes-, no porque le da orgullo sino porque es
lo único que sabe hacer: fue entrenado para eso. Pero se adhiere a reglas del
juego de antaño, las cuales le permiten establecer control sobre el barrio,
pero también pierde toda noción de cómo ayudar a sus integrantes. Es pertinente
que todo el dinero lavado se guarde ya que viví en un mundo ya muerto y por esto no tiene como articular sus deseos
para apoyar a su comunidad. Por otro lado, Mariah busca sumergirse en el sueño americano. El único problema es que
nadie está muy seguro de lo que es o de lo que fue ese sueño, por lo tanto lo
aprecia desde su lugar coyuntural: ayudando a su propia comunidad a la vez de
mantener su respeto y mantener la apariencia que respeta las reglas ajenas que
han sido impuestas. Y logra su cometido- o mejor dicho uno sus cometidos- ya
que al llegar la calma se vuelve un pilar de su comunidad al deshacerse de
“Cottenmouth” y de “Dimondback”, pero con una imagen externa dudosa. Así, está
en peligro de convertirse en uno de las cosas que más odia: su primo hermano.
La segunda
confrontación es la Shades contra Misty Knight, la del apoyo de a la comunidad
desde el crimen y el apoyo a la comunidad desde la ley, respectivamente. Misty
intenta erradicar el crimen (pensado que es la única manera de traer paz) sin
darse cuenta de la imposibilidad de su cruzada, ni que su propia comunidad no
acepta las reglas externas impuestas. Se termina percatando de las
contradicciones de las leyes impuestas cuando esta impide que la misma se
cumpla. Shades sugiere un dilema parecido. Piensa que jugando siempre fuera de
la ley se mantendrá al margen de ella, pero cuando es arrestado e interrogado
solo puede decir una palabra: Abogado. Su peor temor termina siendo su refugio.
Así, los dos se dan cuenta que están errados: no se puede tener ley sin crimen,
ni crimen sin ley. Son dicotomía, uno siempre va implicar la existencia del
otro.
Así llegamos a
la imagen de Daimondback, la más peligrosa de todas ya que es el hombre sin
agenda pública, ni privada; que transgrede simplemente por el hecho de transgredir.
No es una solución, sino una consecuencia de la “negligencia benigna”. El hombre ha sido tan ignorado y maltratado
por su comunidad (y otras fuerzas externas) que la única manera de
reivindicarse es la violencia sin sentido. Es el hombre verdaderamente
enloquecido, un auténtico perro rabioso.
Ante estas
soluciones aparece Luke Cage, el cual empieza siendo un mero mediador pero
termina siendo la solución que todos buscaban aunque no quieran admitirlo. No
está por la ley o por el crimen, ni por lo nuevo o por lo viejo, ni por lo
interno o externo, sino busca el equilibrio. Por eso no mata- sería injusto
hacerlo- ya que aún no encuentra un rival con la misma fuerza. De esta manera,
Luke Cage se adhiere a la imagen de Dos Caras y de alguna forma lo perfecciona
porque logra contener su propio arbitraje y construir un código moral a partir
de ello. También muestra el camino: no hay que estar ni con Dios, ni con el
Diablo. Hay que buscar la tregua.
Esos son los
dilemas que plantea Luke Cage, las
cuales no solo se pueden aplicar para la comunidad afroamericana
estadounidense, sino a otros sectores invisibilizados de la población global. Muestra
las consecuencias de una representación estereotipada mediática como política y
la negación de sus reglas internas. En estas situaciones, el malestar social es
evidente. Lo que no es tan evidente son las soluciones, ni menos como
aplicarlas. La invisibilidad no solo genera vacíos sino abominaciones –como
vemos en el caso de Diamondback-. Por eso, si alguien empieza a hablarte de la
“negligencia positiva” como una fuerza benefactora para la sociedad solo sigue
los pasos de “Cottenmouth”.
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