Mar 5, 2011

"Trolljegeren" (2010)

El fin del documental veraz



“Trolljegeren” es una película noruega que incursiona en el género de la aventura y el terror. Formalmente, el film desarrolla un falso documental al estilo de “The Blair Witch Project” (1999) que tras el éxito de taquilla impulsó el surgimiento de un nuevo género que cuenta con sus fórmulas propias y sucedáneas como “Rec” (2007), “Paranormal Activity” (2007) y “Cloverfield” (2008). “Trolljegeren” se inscribe en la misma línea. Un grupo de estudiantes investiga una serie de extrañas muertes de osos. Deciden seguir a un cazador presuntamente responsable con el cual terminan de congraciar para filmar un documental independiente con objetivo de venderlo a la BBC. El grupo de  ambiciosos estudiantes descubre que las matanzas de osos no son más que una distracción mediática  para mantener en secreto la caza de trolls que lleva a adelante el cazador, respaldado por el gobierno noruego. Los trolls son personajes mitológicos que habitan bosques y montañas. Sólo viven de noche, ya que los rayos ultravioleta los hacen explotar o convertirse en roca. Así transcurre la mayor parte del film, el grupo de estudiantes siguiendo al mercenario en secuencias nocturnas mientras combate con los distintos tipos de trolls que invaden el territorio humano. 


Si bien el recurso de la película de miedo con la camarita digital se está sobreexplotando, “Trolljegeren” presenta puntos innovadores. El uso del registro documental en un medio mitológico borra toda pretensión realista en la película. La mitología y la comedia para brindar distancia. Así el espectador, por unos minutos, sufre la inclemencia que proponen los carteles del inicio y final  conforme a aspiraciones veraces que terminan por convertirse en un gesto modesto de comicidad y humildad ante la imposibilidad cinematográfica de generar un discurso realista y verdadero en un hiperespacio donde el “ver” y el “comprender”  pueden confundirse para brindar un espectáculo de seudoacontecimientos históricos.


El documental se prueba como uno de los tantos medios que aspiran a la ideológica búsqueda del tesoro “real”, cuado en definitiva “Trolljegeren” intenta demostrarnos que es otro de los tantos recursos y estéticas  servidos para que el director alcance los objetivos propuestos.  El cine no es una representación, ni una apariencia de lo real. Es imágenes-movimiento e imágenes-tiempo. Quizás el posmodernismo no se someta a la típica crítica del “todo da lo mismo”. Quizás una de las virtudes del pre-posmodernismo artístico sea poner en evidencia que la representación puede servirse de cualquier tipo de recurso para demostrar que la realidad y la ficción no son discursos paralelos; y que es posible la coexistencia de una ficción dentro de la realidad sin suprimir ninguno de los dos términos. “Síntesis disyuntiva” según Deleuze”, “situación filosófica” en palabras de Badiou. La realidad y la ficción,  en retroalimentación, son los motores de la vida.


En un paradigma donde toda producción se reconoce como mercancía, el cruce entre la realidad “objetiva” y la “ficción individual” alcanza picos de fusión para ejemplificar aquello a lo que le atribuimos el nombre de “inconsciente colectivo”. Probablemente los massmedia sean el trampolín que impulse el salto hacia la era de las “conspiraciones”. Una de las virtudes de “Trolljegeren” es utilizar la media para poner en evidencia los dispositivos de comunicación universal  y sus consecuencias evanescentes sobre  la temporalidad en privilegio de una nueva noción espacial. Un hiprespacio sin coordenadas “geográficas”, un espacio abstracto para el cual los órganos perceptivos no han sido desarrollados con la misma velocidad. El film fue filmado en HD, con las pretensiones de emular un grupo de  investigadores con fines de ingresar en el mercado televisivo. Los medios son los que encubren la existencia de los trolls, de la mitología coexistiendo a la par con el hombre y su efecto en la materia. La cámara se vale como motor para generar una verdad puesta en duda constantemente. Quizás “Trolljegeren” sea el inicio de una nueva era que asoma o por lo menos contempla, la posibilidad de trazar mapas cognitivos que busquen a partir de las nuevas tecnologías, en palabras de Louis Althusser, “la representación de la relación imaginaria del sujeto con sus reales condiciones de existencia”. El método: el comentario cómico, la nota, la parodia y un grupo de trolls gigantescos adictos a la sangre cristiana. 



Gonzalo de Miceu

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