Feb 22, 2011

"El Globo Blanco" (1995)

El dinero

“El Globo Blanco”, película escrita por Abbas Kiarostami y opera prima de su colaborador Jafar Panahi, consiguió el premio de la Cámara de Oro en el Festival de Cannes en 1995.



En la tarde del Nuevo Año iraní, Razieh, una niña de siete años, está de compras junto a su madre en un mercado teheraní. La pequeña pone sus ojos en un pez dorado y comienza a fastidiar a su madre para comprarlo y con este decorar las festividades. Ante las primeras negativas, finalmente consigue el dinero y  emprende la búsqueda por el pez sufriendo las desventuras que le ofrecen las calles de Teherán.

Alain Badiou afirma en una conferencia titulada El cine como experimentación filosófica:

Podemos comparar el cine con el tratamiento de la basura. Al comienzo tienen realmente cualquier cosa, un montón de cosas diferentes, una especie de material industrial confuso. El artista va a hacer selecciones, trabajará ese material, lo va a concentrar, eliminar y unificar también, va a poner juntas cosas distintas con la esperanza de producir momentos de pureza.


“El Globo Blanco” se sirve de recursos del registro documental para abordar un recorrido por las calles de Teherán, siguiendo a Razieh y su hermano en busca de un billete perdido de quinientos tomanes. Los encantadores de serpiente, los negocios, encuentros con trabajadores, con soldados, con un vendedor de globos afgano; todos contribuyen a crear la imagen de los patios y calles de Teherán. Kiarostami y Panahi trabajan con el caos de la ciudad, con todos sus elementos, haciéndolos participes de un espacio integro.
La película transcurre espacialmente en el trayecto de la casa de la niña a la tienda de peces a unos pocos metros; sin embargo, los saltos de raccord y los planos de larga duración hacen imposible regular y organizar los distintos ambientes atravesados. Teherán es un laberinto donde los personajes se desenvuelven con total sentido de la orientación, en especial los niños, mientras que el espectador asiste a la  presentación de espacios fragmentados que une en ausencia para dar una imagen totalizadora. Desde el inicio, con aquella cámara que gira sobre su eje, pasando por todos los que habitan los callejones hasta anclar en los personajes principales, rige esta mirada desorientadora.

Siguiendo la línea planteada por Badiou, lo siguiente es delimitar algunas formas en las que los cineastas trabajan con la basura contemporánea para alcanzar una pureza local.
“El Globo Blanco” juguetea entre el ver y el no ver. El documental adentra en un panorama muy detallado de los pasajes, pero el fuera de campo es aquel que esconde la información faltante. El relato avanza por una continua comunicación entre el campo y un fuera de campo que pocas veces se actualiza (tanto en la imagen como en el sonido). Las secuencias más descriptivas son aquellas en las que el sonido entra directamente en conflicto sin poder localizar la fuente emisora. Este procedimiento se amplifica a la relación entre interiores y exteriores. Los exteriores claros y bien definidos, los interiores oscuros y opacos. El exterior se presenta como el lugar de lo prohibido. El interior como el lugar de la familia y el trabajo. La comunicación que se establece entre estos dos ámbitos es uno de los motores narrativos de la historia.

Tanto la calle como el exterior tienen la singularidad de actuar como el espacio de la negociación. La negociación y la persuasión, es a partir de donde accedemos a los distintos personajes. Se negocia por y para conseguir dinero. Quizás “El Globo Blanco” sea una de las grandes alegorías sobre la vitalidad del dinero en la industria cinematográfica. La narración parte de una familia sin plata en plena festividades de Año Nuevo, salvo por un billete de quinientos tomanes que vienen guardando para comprar regalos. La película sigue la vida a través de los ojos Razieh, que quiere el billete para comprar un pez de tan sólo cien tomanes. Hasta que su madre no le da el billete, asistimos a secuencias puramente descriptivas. Una vez que la niña consigue el dinero, se da inicio a la película. El dinero pone en marcha la narración como el dinero posibilita la filmación. Razieh pierde el billete dos veces, siendo timada por los encantadores de serpientes y dejando caer el billete en el desagüe. Aquí se representan los avatares de cualquier producción, la amenaza de la pérdida y retención del dinero que hace que el objeto de deseo (el pez dorado) se desvanezca como un espejismo. Una vez que los hermanos recuperan el billete, utilizando técnicas dispares y estrategias variables, Razieh compra su pez y le devuelve el restante a su madre, la película termina. Mientras el dinero esté disponible para gastar, en el fondo del desagüe, pero a salvo, todavía hay película. Cuando el dinero se acaba, la historia y la película terminan. El dinero es el símbolo alrededor del cual se tejen todas las relaciones del film. Volviendo a Badiou y su discurso sobre la impureza del cine: “el dinero: es aquello que unifica cosas absolutamente diferentes”. “El Globo Blanco” hace eco de esta lucha contra lo diverso del cine, contra su materialidad sucia para dar nacimiento a lo milagroso. Cuando el dinero se agota y los personajes desaparecen, queda aquel globo blanco, símbolo de perfección infinita, flotando de la mano del vendedor.

El cine es un arte de masas. El buen cine nos vende milagros.



Gonzalo de Miceu

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