Oct 7, 2010

Aparajito (1957) de Satyajit Ray

La Afección Esotérica.


“ …Tenia seis años cuando me di cuenta de que todo era Dios, y se me erizo el pelo y todo eso…  Recuerdo que era Domingo. Mi hermana apenas era una criatura entonces, y estaba tomando la lecha. Y de repente me di cuenta de que ella era Dios y de que la leche era Dios.  Quiero decir que lo que  estaba haciendo era verter a Dios dentro de Dios…
Teddy, J. D. Sallinger

El problema de pensar la película de Satyajit Ray, Aparajito, es también pensar no solo la identidad  cultural como sistema de signos sino la identidad como pura excedencia sensorial que sobrepasa al signo.  Cuando remarcamos este problema nos referimos a la identidad de un lenguaje cinematográfico y su forma, pero también a la identidad ideológica e espiritual de una comunidad.
En esta dirección la película de Ray no solo se convierte en una metáfora sobre el proceso de descomposición espiritual de la India en el siglo XX sino también en la metáfora del proceso de transformación del estatuto del cuerpo y del espíritu en la cultura Hindú. La descomposición y el agujereo de los cuerpos que los personajes sufren desde los primeros planos están construidos con un lenguaje cinematográfico que nos obliga a repensar el código cinematográfico occidental con el cual leemos los planos.  La película fluye en la transición inestable que va de la imagen movimiento a cierta forma de la imagen tiempo. El montaje bordea un camino doble en donde lo sagrado es a veces producido en nuevas síntesis dentro de un espiral de choques dialecticos mientras otra veces es producido en la subordinación del movimiento ante el tiempo. Sin embargo lo que verdaderamente aparece como dominante en el Todo de la película, es decir en la Idea.  Es un lenguaje sensorial de afecciones que desnaturaliza cualquier concepto de afección de los primeros planos de cine industrial americano. Los planos de cine de Ray nos hacen repensar el lenguaje mismo de Deleuze.  La afección de los rostros que Ray encuadra está atravesada por la virtualidad del proceso de muerte de una cosmovisión.  El misticismo es devorado por las condiciones materiales y el progreso como lógica de corrupción.  El pathos que trabaja las afecciones del rostro de la madre de Apu y de los brahmanes en estado de trance pone una indefinición del signo en donde la fuerza de lo divino surge como puro Ser. Ese Ser es aquel pensamiento que no puede ser pensado. Aquella música que no puede ser oída. Aquello que no puede ser nombrado.
La ausencia de barreras que Ray pone entre lo animal (monos), lo místico y las condiciones materiales se vuelve un devenir de fuerzas plásticas que se cruzan y se fusionan para luego separarse y volverse a encontrar como si fuesen los canales del rio Ganges. Fuerzas que avanzan con el fluir del agua y que no son otra cosa que el eterno brotar de la vida. El rio en un comienzo es la cara actual de los planos para  luego volverse imagen virtual constante en el devenir de la imagen.

Acaso el núcleo de crudeza que la película nos hace experimentar radica justamente en el hecho de que Apu, personaje principal, tenga que matar a la posibilidad de Liberación que existe en él para poder olvidar y así sobrevivir en la India del intelecto racional.  Lo que se presenta es la bifurcación de dos caminos;  por un lado una posible forma de la liberación material  y por el otro la Liberación Espiritual.  Ray no cae en defensas de determinado camino filosófico o espiritual. Por el contrario se deja atravesar por la constante inestabilidad de identidades. Sus personajes sufren el miedo y son desbordados por la imposibilidad de acercarse a la Totalidad. 
http://www.youtube.com/watch?v=TM84Byj4vGY&feature=related

Por Santiago Asorey

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